Desde hace una semana, cuando se conoció la noticia de la trágica muerte de Sebastián Díaz, el estudiante del Liceo de Costa Rica atropellado por el tren, el tema del bullying ha estado en las conversaciones de todo mundo.
Sin embargo, el matonismo tiene años de estarse presentando en los centros educativos y aún el MEP no encuentra cómo detenerlo.
Según la psicóloga Gabriela Piedra, con 30 años de experiencia en la atención de niños y adolescentes, los recreos y las clases de educación física, en las que se practican deportes como el baloncesto y el fútbol, es donde ocurre más bullying.
"Se incrementan porque tienen un 'pretexto' para agredir, por fallar un gol o una canasta y muchos docentes en esas áreas no están tan entrenados y les parece normal que dentro del calor de la clase se den esas manifestaciones de tonto, estúpido o débil por fallar", explicó Piedra.
Aumentan los casos.
La especialista en psicoterapia de familia agregó que en esos momentos en que no hay control es cuando aumenta el acoso por parte de los agresores.
Pese a que es decisión de cada director del centro educativo coordinar cómo se hará la vigilancia durante los recreos, pareciera que no en todos se hace como debería, dada la experiencia de la profesional en psicología.
Kattia Grosser, directora de Vida Estudiantil del MEP, reiteró que es responsabilidad de los directores generar los roles de supervisión de los educadores durante los recreos y que estos deben de actuar de acuerdo al protocolo cuando detecten un comportamiento abusivo o violento en protección del menor.
"En momentos en que no hay control aumenta el acoso y el recreo y las horas libres son ideales para que se incrementen los casos. Las mujeres no están exentas de esta práctica, si bien no se da en los deportes, se da mediante el acciones como el chisme. Hay que hacer la diferenciación entre molestar y el bullying, para este último se requiere una constante durante un determinado tiempo, aunque ninguna de las dos conductas es correcta", puntualizó Piedra.