El amor por los animales es el motor que impulsa a doña Cira Solano para velar por las palomas brumosas en época de coronavirus.
Esta enfermera pensionada y vecina de Los Ángeles de Cartago se convirtió en la mejor amiga de estas aves y se ha encargado de que no les falte comida durante la pandemia.
“Normalmente, cuando está abierto cualquiera de los parques, los niños u otras personas le dan de comer a las palomas, pero desde que se ordenó el cierre de espacios públicos, las pobres palomas se quedaron sin comida, por eso voy día de por medio o máximo cada dos días a darles maíz cascado”, contó la bondadosa mujer.
Su amor es por todos los animales, no solo por los emplumados, por eso, adoptó a cinco perros y dos gatas porque no soportaba verlos pasar hambre ni frío.
“Si por mi fuera tendría la casa llena de animalitos, pero no puedo porque no vivo sola y aunque mi familia me apoya, sí me ponen un alto”, confesó doña Cira.
Calcula que solo en el sector de Las Ruinas de Santiago Apóstol, en el puritico centro de la VIeja Metrópoli, pueden haber entre 500 y 800 palomas, por eso, antes de visitarlas pasa por el mercado Central de Cartago a comprar dos kilos de maíz cascado para darles.
“Voy a aumentar la compra a tres kilos, porque los dos son como un taquito en la muela para ellas, pobrecitas”, le contó a La Teja.
Cuando le consultamos cuánto invertía en esto, nos contó que es baratísimo, cada kilo de maíz le sale en tres tejitas por lo que dependiendo de la frecuencia puede gastar entre 10.500 y 15.750 colones al mes, pues les da tres kilos a las del centro de Cartago, más medio kilo entre las que se encuentran frente a la casa de La Negrita, Patrona de Costa Rica.
Doña Cira tiene diez años de pensionada y aunque admite que era como esas personas que viven pensando en el día en que llegara la ansiada pensión, ahora se arrepiente y le gustaría estar activa, trabajando.
“Me gustaría tener en qué gastar el tiempo, he estudiado de todo en estos diez años, pero no es suficiente, por eso busco qué más hacer y esto es una de esas cosas”, explicó.
Cuando por alguna razón no puede ir a darles de comer, le encomienda la labor a su hermano Rafael Solano, quien como ella, se pone la chema, va compra el alimento y se lo da a las palomas.
Las tres perras, dos perros y dos gatas que alimenta en su casa, los tiene debidamente castrados, demostrando que es una amante de los animales responsable, para evitar que haya más peluditos sufriendo en las calles.
Por eso dice que odia a quienes tienen animales y no los cuidan
En los peluditos invierte un saco de alimento cada 15 o 22 días al menos, por lo que se va gran parte de su pensión alimentando a los animalitos desamparados.