Una brujería, que consistió en dos entierros en el patio de una casa, terminó con la vida de uno de los integrantes de la famila, quien se dedicaba a la construcción. El mal que le echaron lo obligó a pensionarse por enfermedad y falleció a los 49 años.
El macabro descubrimiento fue hecho por un demonólogo (estudia a los demonios). De no haber hallado los entierros los daños hubiera sino mayores para estos vecinos de un cantón al suroeste de San José. Ellos, por razones obvias, no desean ser identificados ni dar a conocer su lugar exacto de residencia.
Los entierros fueron localizados por Jorge Bernaldez Calderín (entrevista aparte, página 4), tras introducir un cuchillo en la tierra. Él es médico naturista, psicólogo, demonólogo y es sacerdote de la Iglesia católica episcopal.
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En los entierros hallaron figuras que representaban esqueletos y calaveras, piedras, crucifijos, la representación de un matrimonio y otras cochinadas.
La página Tiquicia entre Tumbas dio a conocer el caso, por lo que La Teja contactó a la familia, la cual nos facilitó las fotos de los entierros. Ellos aseguran que todo ocurrió el año pasado cuando se le detectó una enfermedad (lo doctores no precisaron cuál) a uno de los miembros, a quien tampoco quisieron identificar.
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El hombre que se enfermó era una persona educada y muy centrada, pero su personalidad y forma de actuar cambiaron radicalmente desde que se puso mal. Él se complicó tanto que pasó mucho tiempo internado en el hospital San Juan de Dios.
“Mi papá maldecía a las enfermeras, algo que no era propio de él. Una vez se hincó en la cama, algo que por la enfermedad no podía hacer y tenía comportamientos raros. Una de ellas (enfermera) nos dijo que un sacerdote veía casos así”, dijo una pariente.
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A raíz de los cambios de comportamiento que tuvo el señor, la familia decidió contactar a don Jorge Bernaldez, quien se comprometió a visitar la casa.
“Nos dijeron que él tiene el don de las visiones. Llegó un martes en la noche y fue directo al patio, hizo unas oraciones y tiró el cuchillo para clavarlo en la tierra pero no entró, luego se lavó las manos y volvió a hacer más oraciones. A la tercera vez que tiró el cuchillo, esta vez sí se clavó en la tierra, entonces empezó a escarbar donde cayó y sacó un montón de cosas”, contó la familiar del enfermo.
El contenido de ese entierro estaba dentro de una bolsa blanca y tenía una especie de piedra, calaveras, muñequitos, un chancho, vírgenes, una imagen de la hostia, la santa muerte, una pareja de matrimonio, un frasco con algo verde y un muñeco deforme, entre otras cosas.
Dice la joven que Bernaldez empezó a hacer más oraciones, puso agua bendita e hizo un ritual para sanar todo.
Muy malo
Don Jorge les dijo que ese entierro tenía unos 20 años. Cuando se descubrió ese entierro al paciente le diagnosticaron un cáncer que le hizo metástasis en el cerebro (antes no se sabía que tenía). Lamentablemente su salud era muy complicada, ya que quedó ciego y no podía moverse.
“El sacerdote (Bernaldez) le seguía haciendo oraciones, pero un día (no recuerda el día preciso, entre julio y agosto del 2019) nuestro familiar empezó a agonizar y nos dijeron que no pasaba de la madrugada. Recuerdo que don Jorge apareció de la nada y nos contó que el maestro le había dicho que había algo más, que debía hallarlo y fue cuando sacó el segundo entierro”.
Don Jorge visitaba a la familia desde el centro de San José hasta ese cantón josefino.
El segundo entierro tenía cosas muy similares a las del primero.
“Fue impresionante porque mi papá no se movía, no hablaba y diez minutos después de que él sacó el entierro, empezó a llorar, a moverse y a hablar como diciendo perdón por haber estado así”, contó la muchacha.
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Las cosas siguieron normales durante unos días hasta que el señor se puso a hablar incoherencias, como ‘vengo de trabajar’, a pesar de que no había salido de la casa pues estaba enfermo.
“Llamamos a don Jorge y nos dijo que le metiéramos agua bendita con sal debajo de la cama y que hiciéramos un montón de oraciones. Tardamos como dos horas en eso. Luego, el agua salió babosa y él dijo que ya habíamos quedado protegidos, pero aún así mi pariente falleció como quince días después”, explicó la muchacha.
Añadió que el demonólogo les contó que la maldición iba dirigida a otro miembro de la familia, pero este estaba mentalmente mejor preparado, por lo que los efectos atraparon al familiar más débil.
“Él siempre nos dijo que iba a tratar de salvar a nuestro pariente y nos dijo que los demás miembros de la familia sí iban a quedar protegidos con lo que hizo”, comentó la muchacha.
Poco después de eso, la joven llamó a la gente de Tiquicia entre Tumbas para contar lo sucedido.
La muchacha tiene dos posibles explicaciones. Una es sobre una señora que tenía un interés romántico en un miembro de la familia y decidiera hacer algún ‘trabajito’ al no ser correspondida o que unos primos y tíos que reclaman la propiedad se hayan prestado para hacer tanto daño con esa brujería.
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