¿Usted se considera bueno para el diente? ¿Normalmente los compas lo señalan como el más comelón? Si respondió que sí a ambas preguntas, fijo tiene que ir a darse una vuelta por la soda Johnny's, en barrio Cuba, San José.
Su propietario, Johnny Valverde, lo espera para atenderlo a cachete en un localito esquinero, ubicado 100 metros al sur y 50 metros este de la fábrica de Leonisa, en el céntrico barrio capitalino.
Este comerciante la sacó del estadio con los tamaños de sus platillos que aunque se piden por nombre, bien podría hacerse por kilo.
El papá de los tomates de las comidotas en esta soda son los supernachos, los hay de dos y tres kilos, según el hambre con la que llegue.
En un plato de 45 centímetros de largo monta la cama de doraditas, a las que empieza a bañar con frijolitos molidos, luego les pone buena carga de pollito y otra tanda de doraditas, más frijoles, pollo, quesito rallado, queso cheddar y salsa de tomate y mayonesa.
Cuando usted ve llegar el plato a su mesa, una de dos, o se le quita el hambre por el montón de comida o respira profundo, para ver cómo le entra y le pone bonito.
En tono de broma, aunque no está muy lejos de la realidad, Valverde nos dijo que el platillo viene con leche de magnesia, papel higiénico y Peptobismol, para volver a entonar el estómago después de semejante comilona.
Sorprendido.
Valverde recuerda tres casos que lo dejaron con la boca abierta cuando los vio, el primero ocurrió hace como un año, cuando llegó un cliente y se pidió una superhamburguesa (que pesa medio kilo), unas fajitas volcadas (de casi dos kilos) y un crunchy wrap, todos con papas fritas y tres frescos. Y así, sin asco, se mandó sabroso, haciendo algunas pausas para golpearse el estómago como haciendo campito y tras un sonoro erupto, cumplió la misión.
"Lo más sorprendente es que antes de irse nos dijo que había quedado con un poquito de hambre, pero como andaba en bici, mejor no se comía el cuarto platillo", recordó Johnny.
Otro caso fue el de un adulto mayor de entre 65 y 70 años, que llegó hace como seis meses y se pidió unos supernachos.
"Yo lo vi todo menudito, como que no le iba a entrar, pensé, y cuando se lo serví le dije: 'lo veo pensativo pa', a lo que solo me respondió, 'tenga paciencia', al rato le volví a decir: 'lo veo feo pa' y otra vez, con tono pausado, me repetía: 'tenga paciencia'. Hasta que como a las dos horas se lo terminó. Yo no podía creerlo", agregó el comerciante.
El último en sorprenderlo fue un chiquitín de cuatro añitos, que llegó con su papá, le pidió un superburro y cuando se lo pusieron, apartó la lechuga y las papas y empezó a devorárselo, mientras le decía al papá: "mmm, qué rico papito, esto era lo que quería". Johnny recordó que en tan solo cuatro minutos ya el burrito era historia y hasta pidió más.
Menú variado
En este local le sirven otro montón de bocas gigantes como un taco tico de medio kilo; hamburguesas de 500 gramos; chalupas de dos kilos y el superburro.
Pero si usted es más modesto para comer y sabe que no le entrará semejante montón de comida, puede ir con la familia o un par de compas y pedirse un platillote y entre todos le entran sabroso y quedan bien llenitos.
Los precios son muy amigables con el bolsillo el supernacho de dos kilos cuesta ¢3.800.
Si se le está terminando la salsita, porque ya se comió las primeras, Johnny y sus muchachos lo chinean con más salsitas para que continúe entrándole bonito.
Soda Johnny's abre de martes a sábados de 11 a. m. a 3 p. m. y de 6 p. m. a 11 p. m. Puede buscar en Facebook a su dueño Johnny Valverde Chaves.