El pequeño Samuel vino al mundo el 5 de diciembre y desde el primer instante ha sido un ejemplo de lucha y valentía para sus papás. El campeón ya superó una cirugía de corazón.
Samuel, nombre de origen hebreo que significa “el escuchado por Dios”, nació en el hospital de Pérez Zeledón y a los pocos días empezó a batallar por sobrevivir.
“Yo quería verlo nacer, pero por lo de la pandemia no me dejaron. El día siguiente al nacimiento fui a recogerlo a él y a mi novia al hospital y me los traje para la casa. Fue tan lindo verlo y abrazarlo por primera vez, lloré de alegría porque tenía en mis brazos a mi bebé”, cuenta Jairo Mora quien con Merilyn Salazar inciaron la bella pero también difícil aventura de ser padres.
Todo era pura alegría. Fotos iban y venían, lo chineaban... Samuel era el centro de atención.
“Pero al día siguiente de haber llegado a la casa notamos que le estaba costando respirar y como que se quejaba. La mamá lo llevó al hospital y le dijeron que estaba estreñido y lo mandaron para la casa”, añade Jairo.
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Al día siguiente Samuel tenía una cita en el hospital y cuando lo revisaron los médicos se dieron cuenta de que había un problema y lo dejaron internado.
“Horas después nos dijeron que tenía algo malo en la sangre y que no había esperanzas para él. Yo no lo podía creer, después de haber esperado tanto a mi hijo y de haberlo conocido al fin, me dijeron que lo iba a perder”, agrega Jairo.
La noticia fue muy dura para la pareja.
Pese al pronóstico médico, Samuel empezó a luchar y reaccionó bien a un medicamento que le dieron. Se estabilizó y eso permitió que lo trasladaran en avioneta hasta San José para internarlo en el hospital de Niños. Su mamá viajó un día después en bus.
Larga espera
En ese centro médico los doctores descubrieron que Samuel tenía un problema en una arteria. Eso ocasionaba que la sangre no circulara bien por su cuerpo y era necesario operarlo, lo que sucedió este martes 14 de diciembre.
Merilyn cuenta que lo pasaron a la sala de cirugía a las 8 de la mañana y a las 4 de la tarde aún no había salido. El tiempo se hizo eterno.
En palabras de la mamá, los doctores les explicaron que la operación consistía en corregir un pedacito de una arteria que era más angosto de lo debido.
“Todo ha sido muy duro y muy rápido, (el martes) me sentía muy preocupada de ver que la operación duraba tanto; gracias a Dios al final me dijeron que había salido bien y hasta me dejaron verlo.
“Su condición es muy delicada, pero estable. Tiene el pecho abierto, se lo dejaron así porque necesitan ver cómo empieza a funcionar el corazón después de la cirugía. Dependiendo de que cómo vaya saliendo todo decidirán si más adelante tienen que volverlo a operar”, detalló Merilyn.
Tanto ella como Jairo están agarrados de Dios para que le siga dando fuerzas a su pequeño hijo y sueñan con que todo esto pase pronto para verlo crecer sano y fuerte.
“Yo no he podido verlo porque estoy en Pérez Zeledón trabajando, pero Merilyn sí está en San José. Ella me manda fotos y me duele en el alma verlo así tan pequeño y conectado a ese montón de máquinas. Él ha demostrado que es muy fuerte y sabemos que para Dios no hay nada imposible, por eso oramos todos los días”, dijo el papá.
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Difícil situación
Jairo se gana la vida como soldador y explica que actualmente la situación económica de su familia es complicada.
“Yo trabajo y le estoy mandando lo que puedo de dinero a Merilyn porque ella se está quedando en la casa de un tío, allá en San José, para estar cerca del bebé. Ella tiene que comprarse sus cosas y alimentarse bien porque tiene que llevarle leche a Samuel.
“También está recibiendo ayuda psicológica porque ha estado muy afectada por ver el bebé tan delicado. Cuando hablo por teléfono con ella trato de darle fuerzas para que siga luchando al lado de nuestro hijo”, agregó Jairo.
Aún no se sabe cuánto tiempo más estará Samuel internado, pero los médicos han sido claros con Merilyn al decirle que el proceso de recuperación es largo y delicado, pero la fe está intacta en que el bebito ganará esta batalla...