El banano tico comenzó en junio una guerra para evitar la entrada al país de un peligroso hongo que nació en Asia, logró cruzar el Atlántico y llegó a Colombia, desde donde amenaza con infectar América Latina.
Se llama Fusarium raza 4 (popularmente le dicen mal de Panamá) y es un enemigo mortal de los bananales. Si se los topa los arrasa. Este hongo vive en el suelo, donde puede mantenerse hasta por 30 años, y entra a las plantas por las raíces.
Las 180 bananeras del país están “armadas hasta los dientes”, ya construyeron trincheras (antes de entrar hay que mojar los zapatos con químicos) y tienen pelotones de fungicida listos.
La consigna es que el hongo no pasará.
Ya nos ganó una
Tal y como vemos en las películas de guerra, los responsables del banano en nuestro país prometen dar la pelea.
Para eso contamos con ayuda internacional: dos perros hondureños entrenados (que estuvieron aquí diez días) y rayos X revisan los equipajes del aeropuerto Juan Santamaría. Esa puerta al mundo debe estar bien vigilada.
A ninguna bananera se le olvida que en la década de los cincuenta a Costa Rica le ganó la guerra el Fusarium raza 1, que hizo desastres porque el país no estaba preparado para hacer frente a un enemigo tan poderoso.
Quienes trabajan hoy con el banano recuerdan que prácticamente no quedó un bananal sano. Muchos bananeros se fueron a la ruina mientras veían cómo el hongo secaba por completo la fruta.
Muy malo
La bronca es brava porque la raza 4 del hongo es más poderosa, resistente y dañina que la 1.
En Asia el Fusarium raza 4 no deja títere con cabeza. Bananal que agarra, bananal que mata.
Todo estaba en relativa calma para Costa Rica porque el hongo no había cruzado el mar. Ya 14 países de Asia, África y Oceanía reportaron la enfermedad, que ha arruinado 100 mil hectáreas del principal banano exportado, el cavendish
En mayo pasado se llevó a cabo el VIII Congreso Internacional de Banano Corbana 2019, organizado por Costa Rica, pero se realizó en Miami, Estados Unidos.
En el país no nos la íbamos a jugar con que llegara algún productor con el hongo en el equipaje y por eso la sede fue en un lugar donde, si llegaba, el enemigo no haría daños.
“En ese congreso hablamos de la posibilidad de que en diez años llegara el hongo a América Latina. Los más dramáticos y catastróficos hablaban de cinco años, jamás nos pasó por la mente que dos meses después, en julio, ya Colombia había confirmado la enfermedad”, dijo Jorge Sauma Aguilar, gerente general de la Corporación Bananera Nacional (Corbana).
“Estamos en alerta máxima”, asegura Sauma. “No puede entrar al país este hongo, sería fatal. El país, las bananeras, el Gobierno, las autoridades fronterizas y turísticas, nos venimos preparando desde hace mucho tiempo para pelear esta guerra. Ya hasta realizamos simulacros de ataque de Fusarium 4.
“Sabemos muy bien quién es el enemigo, lo conocemos perfectamente. La preparación es para evitar que entre al país y, en el eventual caso de que entre, poderlo detectar rápido para bajar al mínimo la afectación”, explicó.
Contactamos al ministerio de Agricultura y Ganadería para ver si con el hongo a un país de distancia, existe verdadero peligro o estamos viendo fantasmas.
“La amenaza ha sido real desde hace muchos años, sin embargo, la plaga no estaba en el continente americano, pero este año ingresó a Colombia. El continente americano estaba relativamente protegido por el océano, con el ingreso a Colombia la situación aumenta a nivel de alerta”, respondió Fernando Araya, director del Servicio Fitosanitario del Estado.
Todos podemos ayudar
Esta guerra involucra a todo costarricense que salga del país y más a los que por estos días viajan a Colombia.
No traigan ningún recuerdito de fibras vegetales, ni siquiera los muy famosos y queridos sombreros Panamá. No se traiga ninguna fruta o verdura en su equipaje, no vaya por ningún motivo a una finca bananera, no traiga bananos de Colombia o de Filipinas, Tailandia o Finlandia, en definitiva, de ningún país asiático.
Esta guerra debemos ganarla. Es por el bien de todos.