La solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María es la celebración más importante de la madre de Jesús. Este jueves 15 de agosto, la comunidad católica celebra a la Virgen, un festejo que en nuestro país coincide con el Día de la Madre.
La solemnidad de la Asunción se estableció el 15 de agosto, ya en el siglo V. En Roma, la fiesta se celebra desde mediados del siglo VII, pero hubo que esperar hasta el 1° de noviembre de 1950, con Pío XII, para que se proclamara el dogma dedicado a María asunta al cielo en cuerpo y alma.
El prefecto de la Catedral Metropolitana, Germán Rodríguez, destacó la importancia de esta celebración, porque la Virgen anuncia lo que la Iglesia quiere alcanzar.
“La Iglesia quiere ser glorificada como María, se vuelve en un anuncio, un preludio de lo que la Iglesia desea y espera alcanzar. La Virgen fue la primera redimida, toda llena de gracia.
“En Costa Rica, ese día festejamos a la madres, y pienso que toda madre debiera ser como la Virgen María, para que como ella sean mujeres de fe, que confian en Dios, le creen a Dios, obedecen a Dios y que, como María, se comprometen en esa tarea maternal a lo largo de toda la vida, porque hasta en el momento de la cruz estuvo allí junto a su hijo.
“Cuántas madres tienen que estar junto a la cruz de sus hijos, que padecen enfermedades, que han sido esclavizados por los vicios por las drogas, y la madre fuerte, valiente está ahí, no para avergonzarse, sino para animarlo a salir adelante”, expresó.
Una victoria
El sacerdote Alfonso Mora, experto en liturgia, explicó el significado de esta celebración tan especial y afirmó que se engloba en tres momentos de triunfo en la iglesia.
“En primer lugar, está la victoria de Cristo Jesús, quien pasa por la muerte, pero sale a una nueva vida en plenitud, totalmente renovado. Es la fuente de toda glorificación.
“El segundo momento es la Asunción de la Santísima Virgen María, y la tercera es la victoria de la Iglesia, que vive en la esperanza y búsqueda de la vida eterna”, comentó.
Con respecto a la Asunción de la Virgen, Mora relató que la madre de Cristo es la primera cristiana, la primera salvada por la Pascua de Jesús, que está participando en la victoria de su hijo.
“La glorificación de María es un asunto de importancia, más allá de ser madre. No estoy diciendo que no sea importante, tiene un gran mérito, por supuesto, pero fue una madre obediente, que siguió la voz de Dios.
“‘Hágase en mí según tu palabra’ y de ahí en adelante fue una buena madre, que siempre estuvo presente en la vida de su hijo, paso a paso. Estuvo ahí en la cruz, hasta el último momento”, manifestó.