La Asociación Bancaria Costarricense (ABC) está que se sube por las paredes con el presidente de la República, Carlos Alvarado, por impulsar un nuevo impuesto a todas las transacciones financieras, como por ejemplo, por solo sacar plata del cajero automático, o pagar con tarjeta en cualquier negocio.
Para la ABC, la intención del Gobierno de aplicar este impuesto es un golpazo el bolsillo de todos y forma parte de la propuesta que se le hizo al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que nos preste $1.750 millones.
Las autoridades económicas comunicaron ayer, a las 3:30 p. m., los detalles de la propuesta, cargada de más impuestos en otras áreas, con el fin de reducir el faltante de plata del Gobierno y frenar el crecimiento de la deuda pública.
Este nuevo impuesto se cobraría por cada transacción que se realice a través de un banco, una financiera, una mutual, un puesto de bolsa o alguna otra entidad financiera.
De acuerdo a eso, el Estado se echará a la bolsa un porcentaje adicional por cada transacción, lo cual podría afectar a las empresas al momento en que paguen planillas, a las personas cuando cancelen las cuotas de sus créditos o paguen los servicios públicos, o cada vez que se utilice una plataforma bancaria para mover dinero de una cuenta a otra. Es decir, el garrotazo será completo.
"Los bancos reconocen la grave situación que atraviesa el país y han realizado grandes esfuerzos para apoyar a los sectores más afectados, pero nos parece que este impuesto, en el que las entidades financieras serían recaudadoras, tiene implicaciones negativas para todos los clientes, indistintamente si son personas o empresas.
“Además, llegaría en medio de una coyuntura muy complicada, producto de la crisis generada por el covid-19 y la situación fiscal del país”, dijo Mario Gómez, asesor legal de la ABC.
En caso de que el impuesto sea de un 0,3%, que es el monto del cual habla el presi Alvarado, eso representaría tres mil colones por cada transacción de un millón de colones.
Algunos ejemplos
Si usted saca ¢10 mil de su cuenta por medio del cajero automático, el Gobierno le cobrará 30 colones.
Si va al supermercado y paga ¢200 mil en el diario, el impuesto será de seis tejitas.
Si una familia o empresa pide un préstamo de 60 millones de colones, le cobrarán un impuesto de 60.000 colones.
Si va a una soda a comprarse un casado, el impuesto también se lo clavarán, ya que antes el dueño de la soda tuvo que pagar el alquiler, los salarios, los servicios públicos, los productos. En fin se trata de una gran cadena, pues el dueño de la soda trata con distribuidores, estas con otras empresas y con productores agropecuarios, por ejemplo.
En resumen, el casado a usted le saldrá más caro porque antes de que llegue a su mesa el Gobierno le cobró el impuesto a todo el proceso productivo.
Es decir, el impuesto usted lo paga cuando hace un pago, pero también los productores tendrán que pagarlo y se lo cobrarán a usted como consumidor final.
En el caso de los productores, industriales y comerciantes, por ejemplo, tendrán que pagar el impuesto cuando hagan pagos de salarios, servicios públicos o créditos, también cuando compren insumos o materias primas.
La aplicación de este impuesto es una fuente de ingresos inmediata y constante para el Gobierno, ya que los tributos son recaudados a partir de transacciones en tiempo real, responsabilidad que recae sobre los bancos.
Mejor efectivo
Según ABC el guamazo va a afectar el ahorro y motivará a las personas a usar dinero en efectivo, ya que la gente dejaría de usar los bancos y buscará aprender muchas mañas para evitar el pago del impuesto.
Como la gente dejaría de usar los bancos, andará más plata en sus bolsillos y eso pone a más personas en riesgo ante los ladrones y el uso de tarjetas se vería afectado.
Otro factor negativo es que al buscar eludir impuestos en Tiquicia, la gente comience a llevarse su harina a otros países. Según ABC este impuesto aumentará el trabajo informal y tendrá efectos negativos en la Caja y en los cobros del Ministerio de Hacienda.