A las 3:00 de la madrugada de este viernes 19 de agosto, se le acabó la poca paz que le quedaba al obispo nicaragüense monseñor Rolando Álvarez.
Los últimos 16 días, el Episcopado de Matagalpa fue una celda para él y ocho colaboradores, quienes tenían prohibido salir de ahí porque el gobierno los estaba investigando.
Esta madrugada un grupo de antimotines rompieron los portones y prácticamente allanaron la sede religiosa para capturar al obispo y a las otras ocho personas también investigadas.
Al lugar se acercaron personas que intentaron resguardar al obispo, luego de que fueran alertadas por las campanas del templo de que algo malo pasaba, pero sus esfuerzos fueron en vano.
Según se supo, la policía también allanó la casa de los papás de monseñor.
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Luego del violento ataque, decenas de lugareños permanecieron en las calles de Matagalpa y expresaron su preocupación por la seguridad del religioso, quien lucha abiertamente contra la dictadura de Daniel Ortega.
Testigos dicen que los sacerdotes fueron detenidos y sacados del lugar en una caravana de al menos ocho patrullas.
Según se supo, colaboradores de Ortega citaron a decenas de personas de Matagalpa para interrogarlas. Todo parece indicar que están buscando “testigos” que declaren en contra del caso que armaron contra Monseñor Rolando Álvarez, a quien señalaron de “organizar a grupos violentos”, “incitar al odio” y crear “zozobra”.
Obispos ticos reaccionan
Ante la noticia de la captura de los religiosos nicaragüenses, los obispos ticos reaccionaron enviando un mensaje.
“Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica se solidarizan y elevan una oración al Señor de la paz en estos momentos de dolor e incertidumbre”.
“Hacemos un llamado al respeto a la libertad religiosa, a la dignidad de las personas y a la misión de la Iglesia que en Nicaragua llevan adelante fieles laicos, religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos”.
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Los pastores de la iglesia costarricense oran por la paz de la hermana nación.
“Confiados estamos en la promesa del Señor ‘yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo’ (Mateo 28, 20), y mantenemos la esperanza para que él manifieste su fuerza y su gracia para superar los momentos de tribulación”.
“Mantenemos nuestro llamado a seguir unidos en la oración en todo nuestro país, especialmente para que podamos seguirlo haciendo en nuestras comunidades parroquiales, invocando la paz”.