Es tan fuerte la huella que ha dejado cada paso que ha dado para ayudar a los demás, que muy pocas personas pueden identificarlo por su nombre, Mauricio Villalobos Cervantes, pero cuando a alguien le dicen estas tres palabras juntas: “Chepe se Baña”, la gran mayoría entiende de qué se le está hablando.
Mauricio tiene 53 años, nació, creció y vive en Pavas. Fue en las calles de esa comunidad en donde por primera vez chocó de frente con una realidad que lo marcó para toda la vida: que hay personas que no tienen un hogar donde vivir y por eso duermen y comen de la calle.
Tuvo que pasar por tres escuelas para sacar el título de sexto: Don Bosco, Estados Unidos del Brasil y la Escuela de Pavas. Por dos colegios, Don Bosco y Colegio de Pavas. Entiende muy bien lo que es el esfuerzo y está convencido que desde que tiene uso de razón le nació el espíritu solidario que movió, mueve y seguirá moviendo a diferentes organizaciones y personas, además de la suya, para darle la mano a los habitantes de la calle de todo el país.
¿Por qué hablamos de don Mauricio y su amado proyecto de vida “Chepe se Baña”? Porque justo este domingo 30 de julio en todo el mundo se celebra el Día Internacional de la Amistad, así lo estableció la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Cuando uno lee la explicación que da la ONU, definitivamente piensa en personas como don Mauricio, no hay quite.
“Nuestro mundo hace frente a muchos desafíos, crisis y fuerzas divisorias (pobreza, violencia, violaciones de los derechos humanos) que amenazan la paz, la seguridad, el desarrollo y la armonía social entre los pueblos del mundo y dentro de sí mismos.
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“Para abordar estos problemas, es necesario atajar las causas que los provocan, fomentando y defendiendo la solidaridad, que puede manifestarse de muchas maneras, como, por ejemplo, la amistad.
“A través de la amistad, cultivando los lazos de la camaradería y fortaleciendo la confianza, podemos contribuir a los cambios fundamentales y necesarios para alcanzar una estabilidad duradera, tejer una red de apoyo social que nos proteja a todos y generar pasión por lograr un mundo mejor, todos unidos por el bien común”, fundamenta la ONU sobre esta celebración.
“Lograr un mundo mejor” y “todos unidos por el bien común”. Tan solo dos líneas que resumen la exacta esencia de don Mauricio, quien desde niño se hizo amigo de los que nadie ni tan siquiera querían tener a su lado.
Ya desde niño comenzó escuchar frases como: “Deje de estar ahí”, “No se le acerque”, “Deje de gastar sus energías en ellos”.
Sin embargo, el josefino realmente nació con el chip de la solidaridad hacia los sintecho tan bien puesto, que poco a poco se fue transformando en un motor de ayuda y solidaridad que ahora es imitado y muy apoyado.
Claro, siempre falta su ayuda, la mía, la de todos. Nunca es suficiente porque cada día hay más personas sin hogar en San José y las otras seis provincias.
Don Mauricion nos respondió algunas preguntas:
- ¿Por qué ayudar a las personas sin hogar?
Nace como un compromiso de aquel niño con la ciudad, con el tiempo y el espacio que me tocó vivir. Crecí en una zona con grandes problemas urbanomarginales.
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- ¿Aquel niño solo ayudaba dando un plato de comida?
Usted sabe que desde muy pequeño entendí que el tema no era solo el plato de comida. Siempre busqué ir más allá, llevarlos a algún lugar para que los atendieran, a un albergue, por ejemplo. Claro, siempre pasa por repartir comida, algo que hago hasta el día de hoy, pero siempre busco dar un paso más.
- Aquel chiquillo arrancó solo, ¿es muy diferente 43 años después?
Hay ahora varios equipos de trabajo que hacen una excelente labor en diferentes partes del país, pero no crea, todavía aquel chiquillo ya grande sigue solo. En algunas ocasiones voy solo a dar comida, es parte fundamental de lo que soy, así lo entendí a los 10 años cuando inicié en Pavas.
- ¿Tiene tiempo libre?
Claro. Poco, pero sí tengo.
- ¿Qué hace?
Me gusta oír música y la producción audiovisual, hacer videos de lo que hacemos es parte de lo que me gusta hacer en mi tiempo libre. Soy de escuchar música movidita. Rubén Blades me encanta y también escucho a una orquesta venezolana que se llama Guaco.
- ¿Es de ir al cine?
Voy muy poco al cine. Prefiero quedarme en casa. Entendí que por la labor que hago me descargo rápido y es estando solo que me recargo. Me recargo encuevándome.
- ¿La playa?
Tampoco. No soy de ir al mar.
- ¿Vacaciones?
La verdad, la verdad, no me acuerdo cuándo tuve vacaciones. He tenido muy poquitos días de vacaciones en los últimos 40 años, me sobran dedos de una mano.
- Son ya 43 años tendiéndole la mano a la gente sin hogar, entiendo que son demasiados casos, pero, ¿alguno lo ha marcado más?
Tiene razón, son demasiados y ya el disco duro de la memoria no me da, entonces le hablaré de un caso reciente, el de don Wálter (Sthepen) o “Petroleo”, como se le conoce. Duró un montón de años viviendo entre bolsas de basura en San José.
Es un caso que me marcó y estoy seguro que marcó a toda la ciudad. Vivía en abandono total con toda la basura del mundo encima.
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- Desde aquel inicio a los 10 años al día de hoy que tiene 53, ¿hay más o menos habitantes de calle?
Más, cada día crece la cantidad de persona sintecho, eso significa que cada día hay más por hacer y se necesitan más personas involucradas.
- ¿Se aprende de la gente sin hogar?
Claro y mucho. Ellos me han dejado tremendas enseñanzas. La primera, que no debo ser emocional para trabajar con esta población. No puedo depender de mis emociones para cumplir con este compromiso.
Por ejemplo, si una persona decide retroceder y volver a la calle, eso no puede afectar mi compromiso de seguir ayudando a la población y a la ciudad. Sigo atendiéndolos sin importar la respuesta de ellos.
Segundo, la persona en situación de calle tiene una extraordinaria capacidad de reinvención. Cuando caen, pronto se levantan con más fuerza. De eso se aprende y mucho. Uno se cae, pero viene el levantarse y seguir el camino.
- ¿Hasta cuándo?
Hasta siempre. No es un tema de fechas, pasa por una forma de vida. Nací con esa vocación para el servicio y el servicio a los habitantes de la calle. Me gustaría decirle que hasta el día que ya no haya ninguno en el país, es algo que anhelo, pero que veo difícil, así que aquí seguiré hasta siempre.