El barrio El Carmen de Abrojo, localizado en Corredores, en la zona sur del país, sufrió un enorme cambio en el 2023, cuando nació el Centro de Atención Temporal a Migrantes (CATEM).
Durante el 2022 y el 2023, la frontera sur de Costa Rica recibió varias oleadas de miles de migrantes que venían de Colombia, Venezuela, Haití y otros países de América, e incluso llegó gente de otros continentes, todo con una misma meta, seguir subiendo hasta llegar a Estados Unidos.
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Con la llegada de ese montón de extranjeros, inició una crisis migratoria. Primero se dio el establecimiento de campamentos improvisados en la frontera sur (Paso Canoas) y el contagio de enfermedades, el hambre y la tensión en comunidades fronterizas, todo eso llevó a la necesidad de construir un centro donde se pudieran albergar los extranjeros que estuvieran de paso por el país, así nació el CATEM.
El centro está en Abrojo, a unos siete kilómetros de la frontera con Panamá, y ha generado temores en los lugareños.
La Teja visitó la zona y vimos que es un pueblo bastante rural. Para llegar allí deben recorrerse 300 kilómetros desde el centro de San José y se tarda un aproximado de seis horas y media, dependiendo del tráfico, porque por esa ruta viajan muchos tráileres y camiones, eso hace más lento el viaje.
El lugar es muy caliente, en esta época del año registra temperaturas de más de 30 grados Celsius y casi no corre viento, por lo que se siente aún más el calor.
El barrio más cercano está a unos 300 metros
El CATEM está en una propiedad grande y está cerrado con malla. Al frente del centro hay apenas un par de casas, una está a la par de una finca donde hay vacas.
A un costado del centro hay una parada de bus que mucha gente usa para ir a hacer mandados a la frontera.
Los vecinos dicen que esa parte donde está el centro pertenece al barrio El Carmen de Abrojo, pero el pueblo en sí está a unos 300 metros.
Hay una gran cantidad de casas a ambos lados de la calle principal, un bar grandecito que, al parecer, es muy popular entre los vecinos. También hay varios minisúper, está la escuela, la iglesia católica y varias evangélicas.
Las calles están en buenas condiciones y las casas son sencillas, pero bien bonitas.
Aida Hernández es la dueña del abastecedor El Carmen, tiene 20 años de tenerlo y nos contó que desde que está el CATEM ahí, las cosas cambiaron y ahora hay como una preocupación constante.
“En el pasado han llegado migrantes, de los que están en el CATEM, a caminar por el barrio, algunos vienen a comprar cosas, otros se las roban. Se me han llevado cosas de comer y artículos de cuidado personal.
“Ahora que nos dimos cuenta de que llegaron un montón de migrantes que mandó Estados Unidos, lo que le queda a uno es pedirle a Dios que sea gente de bien y no vengan a hacer daños”, contó doña Aida.
La comerciante resiente que el gobierno tomara la decisión de traer a los extranjeros sin siquiera coordinar las acciones con la municipalidad de Corredores, siente como que fue algo impuesto.
El alcalde, Yeison Hay Villalobos, reconoció que efectivamente a él lo dejaron fuera de la coordinación de las acciones para llevar los migrantes.
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El jerarca dice que en el barrio hay cierto nerviosismo por la llegada de los migrantes, por eso él visitó el centro y habló con el ministro de Seguridad, Mario Zamora, para verificar que todo esté bajo control.
El jerarca de seguridad insiste en que la presencia de los extranjeros no representa ningún riesgo para los vecinos del CATEM, ya que ellos no podrán salir del lugar.
También asegura en que los migrantes enviados por Estados Unidos estarán en Costa Rica cerca de un mes y luego serán enviados a sus países de origen, pero el mismo canciller de la República, Arnoldo André, dijo que no podían asegurar que todas las personas se irán, porque existe la posibilidad de que algunos busquen quedarse en Costa Rica.
Algunos migrantes se escapan del CATEM
Un vecino del lugar, quien prefirió no decir el nombre, conoce bien el CATEM por dentro y por fuera, porque le ha tocado entrar varias veces debido a su trabajo.
Él aseguró que ese lugar no tiene la seguridad para evitar que quienes están dentro no puedan escaparse.
“Sé de casos de migrantes que han salido por la parte de atrás del CATEM, donde hay menos visibilidad, y se van para el barrio. Eso a mucha gente no le gusta porque son desconocidos y porque se sabe que en algunos casos se han dado robos”, manifestó el hombre.
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Pese a la incertidumbre y los temores que puedan tener los lugareños, ellos tratan de seguir su vida normal, con la esperanza de que no se den problemas serios.
Doña Ligia Arrieta tiene 40 años de vivir en Abrojo, ella dice que trata de estar tranquila, sobre todo porque en otras ocasiones el CATEM ha estado todavía más lleno, así que espera que esta vez todo se mantenga tranquilo y no haya situaciones que lamentar.
“Nosotros seguimos viviendo como siempre, aquí es muy seguro, uno puede dejar cosas en el corredor de la casa en la noche que no pasa nada, espero que todo siga igual”, expresó la lugareña.
Ahorita el CATEM está en la mira, tanto de personas e instituciones nacionales, como internacionales. El tema de la protección de migrantes es muy serio y hay muchas instancias que se encargan de velar por la protección de los derechos humanos de estas personas, así que las autoridades tienen la responsabilidad y el compromiso de velar para que todo salga bien.