La inteligencia artificial es una herramienta muy valiosa en todos los ámbitos, pero en la educación juega un papel trascendental, ya que, bien usada, puede ser una aliada impresionante.
Pero como en todo, la aparición de esta tecnología ha hecho que más de uno se quiera pasar de vivo y la use de manera desproporcionada, casi que como una forma mágica para hacer tareas e investigaciones sin tener que mover un dedo.
Poco a poco, la experiencia ha hecho que los educadores y especialistas en el tema de la IA aprendan a identificar cuando un texto fue hecho con esa tecnología, así que cada vez son menos los golazos que logran hacer los vagos.
Abril Umaña Brenes, estudiante de licenciatura de Relaciones Internacionales y quien ha aprendido a sacarle el jugo a la inteligencia artificial para hacer trabajos e investigaciones, cuenta cómo es que se logra detectar cuando un texto está hecho con IA.
LEA MÁS: ¿Por qué es mejor echarle gasolina al vehículo en las noches?
“Los textos siempre tienen la misma estructura y eso es algo antinatural porque uno no escribe todos los párrafos igual. Para poner un ejemplo, si se trata de un texto de contaminación ambiental, el chat GPT puede escribir algo así: ‘la contaminación plástica es muy perjudicial para el ser humano’ y luego de eso justificará esa idea o dará una consecuencia, así son todos los párrafos escritos por IA.
“De esa manera ya uno puede identificar cuando un trabajo está hecho por una persona o por esa tecnología. En mi caso, hago trabajos de todo tipo de temas y claro que uso la inteligencia artificial, pero hay que saber usarla”, expresó.
Abril dice que cuando está haciendo una tarea sobre un tema que no maneja bien, le pide al chat GPT que le haga una tabla de contenidos sobre los datos que necesita y así ella sabe dónde ir a buscar lo que necesita.
“Hay que tener mucho cuidado, a esa tecnología no se le puede creer ciegamente porque he comprobado que hay datos erróneos o desactualizados, por eso debe ser solamente un apoyo y no la fuente principal.
LEA MÁS: Buenas noticias para los vacacionistas que regresarán al Valle Central el domingo
Gran lección
El más reciente ejemplo de lo que no se debe hacer con IA lo vivieron 18 estudiantes de la Universidad de Costa Rica a quienes les pusieron cero en un trabajo por intentar pasarse de listos.
El profesor, de apellido Campos, publicó toda la historia en su perfil público de Facebook para que esto sirva de experiencia a los demás estudiantes.
El educador dijo que él prohibió el uso de la IA en sus cursos porque para él constituye un fraude académico: “es el intento de hacer pasar como propio un texto que no fue escrito por el estudiante, sino por una Inteligencia Artificial”.
Aún y con la advertencia del profesor, 18 estudiantes lo desafiaron y usaron la IA en sus trabajos.
“Tras el enojo apocalíptico que me dio, me serené, hice caso a don Quijote y opté por la piedad: por ser adolescentes de primer ingreso y por ser su primera falta, decidí no abrirles el proceso disciplinario a los infractores y solamente les puse un cero en la evaluación... Por desgracia, no dudo que vendrán expulsiones que sentarán un precedente”, expuso el educador.
LEA MÁS: ¡Renueve el pasaporte o saque uno por primera vez sin sacar cita! Acá le decimos cómo
Campos coincide con Abril en que la forma de escribir de la IA es muy característica.
“Ante la consulta de cómo me di cuenta, les explico para que sepan. Las IA redactan de forma particular, muy automática e impersonal, así que inicialmente es notable porque el texto se siente raro, de la misma forma en que es obvio cuando una imagen es generada por IA. Pero, además —y esto es lo más importante—, así como hay IA para escribir, hay otras para detectar textos escritos por IA.
“Una de las cinco IA que utilicé yo para detectar el fraude pertenece justamente a OpenAI, la firma creadora de ChatGPT pues, para evitar el mal uso de la IA, la propia empresa sacó una herramienta que detecta el fraude. Quienes las usaron, creyeron que el fraude era indetectable, pero es bastante fácil de reconocer”, agregó el profesor.
Eso sí, el profe siente que sus alumnos aprendieron la lección.
" La evaluación en que utilizaron IA eran preguntas de desarrollo sobre temas vistos en el curso. A todos les puse cero en esa evaluación, pero todos aprendieron de su error, se disculparon y todos aprobaron el curso, algunos con notas de 9.5. De hecho, me encantó justamente esa parte del aprendizaje: entendieron por qué estaba mal lo que hicieron, se arrepintieron y demostraron una estatura ética valiosa para la UCR”, publicó el profe en sus redes sociales.
Andrés Corrales, abogado especialista en Tecnologías de la Información y Redes Sociales, sí fue claro en que con el tema de los programas que detectan si un texto salió o no la de la IA hay que tener mucho cuidado.
“Estos programas no son tan confiables porque lo que hace es rastrear entre posibles resultados que genera la inteligencia artificial para crear una asociación entre los contenidos que están, son vulnerables porque cualquier persona podría agarrar un texto hecho con inteligencia artificial, cambiarle palabras y ya quizá no va a ser detectado por los programas”, explicó.