Uno de los retos más grandes que tienen los padres es hacer que sus hijos coman más frutas y verduras que le aportan mayores nutrientes a su dieta. Por eso, aplicar juegos divertidos para hacer más llevadera la comida saludable, se convierte en una buena opción.
Enseñarle a los niños a tomar decisiones saludables desde una edad temprana puede sentar las bases para que lleven un estilo de vida activo y sano a medida que envejecen, por eso le compartimos algunas ideas sugeridas por Common Treads para incorporarlos a la rutina familiar.
- Haga juegos con frutas y verduras diarias. La aplicación MyPlate del Departamento de Agricultura de Estados Unidos recomienda comer la mitad de un plato con frutas y verduras o alrededor de 5 a 8 porciones al día.
- Haga un tablero de bingo de frutas y verduras y tache uno cada vez que alguien pruebe uno nuevo. Gana quien lo llene primero. Puede preparar recompensas saludables para que los ganadores mantengan el interés.
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- Comerse el arcoiris. Este juego desafía a los niños a hacer sus comidas tan coloridas como puedan; por ejemplo, fresas rojas, bananos amarillos o espinacas para el verde. Esto hará que los niños se entusiasmen por comer frutas y verduras frescas, al mismo tiempo que asegurará que obtengan variedad de nutrientes.
- Use cortadores de galletas para hacer formas divertidas con frutas y verduras.
- Modifique su comida favorita. En lugar de sentir que tiene que eliminar sus platillos favoritos, puede hacer algunos ajustes simples para agregar más nutrición como controlar los ingredientes que use y la cantidad.
- Haga cambios inteligentes en su lista de compras. Establezca metas pequeñas, medibles, alcanzables y realistas durante un período de tiempo. Por ejemplo, cambiar de leche entera a leche descremada o baja en grasa es una opción simple que puede ahorrar calorías con el tiempo.
Será más difícil comer sanamente si intenta cambiar los hábitos alimenticios de un pronto a otro. Además, es importante pedir acompañamiento de la familia o por lo menos de un miembro, para que sea más sencillo lograr la adaptación al cambio.
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Beber refrescos y bebidas de frutas cargadas de azúcar es otro hábito común que puede acumular muchas calorías ocultas. En cambio, para hacer que la hidratación sea divertida, se puede agregar un poco de sabor al agua simple o con gas, ya sea con rodajas de limón o trozos de pepino o fruta.
Otro consejo es cocinar en familia, lo que permitirá vivir experiencias compartidas y descubrir los que le gusta a cada uno de los miembros, así como crear nuevas tradiciones. Haga de la comida un asunto familiar: la planificación, la preparación, la limpieza y el tiempo que pasan juntos compartiendo la mesa. La recompensa no tiene precio y crea un ambiente cálido y de apoyo.