¿Se imagina que toquen la puerta de su casa y al abrir encontrarse a una pareja de actores porno completamente chingos?
Así inicia el anuncio de televisión con el que el gobierno de Nueva Zelanda busca llamar la atención de los padres de familia para que estén ojo al Cristo con lo que ven sus hijos en los dispositivos electrónicos a los que tienen acceso, especialmente en tiempo de coronavirus, ya que no salen y pasan muchas horas conectados.
“Hola, soy Sue y este es Dereck”, le dice la actriz a una sorprendida madre cuando esta abre la puerta y se encuentra con semejante cuadro.
“Estamos aquí porque su hijo acaba de buscarnos en Internet, ya sabe, para mirarnos”, continúa la joven actriz.
De inmediato, la madre llama a su hijo para que atienda a los visitantes.
Luego, la mamá les pregunta a los visitantes: “¿Así que los ve por Internet?” A lo que estos le responden con total naturalidad: “Sí, ya sabe, en su celular, el teléfono de ustedes, su computadora, el iPad, la televisión inteligente, el Play Station... ya sabe, normalmente actuamos para adultos, pero su hijo es solo un niño. Probablemente no sepa cómo funcionan las relaciones en realidad, nosotros ni siquiera hablamos de consentimiento, vamos directo al grano. Yo no hago estas cosas en la vida real”, continúa revelador mensaje publicitario.
Cuando aparece el niño, este trae la computadora portátil en una mano y un plato de comida en la otra, el cual deja caer al ver a los visitantes. El güila queda con la boca abierta pues lo que estaba viendo en la compu, está ahora en la puerta de su casa, lo agarraron caído.
La madre, aunque está en shock, decide dirigirse a su hijo y decirle que parece que ha llegado el momento de hablar sobre las diferencias que hay entre lo que ve en Internet y la vida real, pero lo hace sin regaños y sin perder el control.
El anuncio finaliza advirtiendo que muchos niños están incurriendo en esta práctica para que los tatas se pongan águilas.
¿Qué hacer?
La Teja habló con la sexóloga y sicóloga Marianela Arias sobre este comercial y su mensaje, para que les dé bolados a los padres sobre cómo actuar si en su casa sucede algo similar.
“Es vital la educación sexual desde el hogar, porque la edad en la que los niños ven por primera vez una imagen pornográfica es entre los ocho y los once años. Se da por casualidad, ni siquiera las están buscando, por eso hay que hablarles sobre el tema, pero no diciéndoles solamente que es mala”, explicó Arias.
La sexóloga agregó que hay que hablarles sobre qué es realmente un encuentro sexual, que es la afectividad, los derechos sexuales, el consentimiento y el género para que ellos solitos puedan determinar lo que real y lo que es ficción, conforme vayan creciendo.
“Si solo les dice que no lo vea porque es malo y se lo prohíbe, más va a querer verlo, máxime que dependiendo de la edad es normal que se excite con ello y no aprenderá a diferenciar lo que está bien de lo que no”, explicó la especialista.
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Arias dice que no hay edad para empezar a hablarles sobre el tema, lo que sí aconsejó es ir analizando su madurez, ya que cada niño es distinto.
“A los seis años se les puede explicar lo que es el abuso sexual y que nadie debe tocar sus partes íntimas. Cuando empiecen a decir que tienen novia, contarles sobre las relaciones de pareja. Estar atentos a lo que ellos hablan o escuchan. Preguntarles ¿qué saben o piensan de algo que están viendo en televisión. La idea es darles las herramientas para lidiar con eso”, recordó la sexóloga.
Así, aunque usted no sea un gatazo con la tecnología para revisar lo que están viendo sus hijos, al menos podrá confiar en que tienen unas buenas bases para tomar la mejor decisión.
La importancia de estar atento a lo que ven sus güilas se da porque entre más jovencitos comiencen a consumir porno, hay más posibilidades de que se hagan adictos y que sean más violentos con sus parejas, porque van a creer que la sexualidad es muy diferente a lo que en realidad es.
Arias cree que cualquier intento por educar a la población es importante, sin embargo, es consciente de que vivimos en un país superconservador donde una campaña de este tipo podría generar una reacción negativa.
María Salazar, es madre de Iann, un niño de seis años y nos contó que tanto ella como su esposo le hablan abiertamente a su hijo sobre cómo son las cosas.
“Nosotros no le decimos que los niños los trae la cigüeña, sino de dónde vienen los niños realmente y estamos atentos a las palabras que dicen y cuando sale con una palabra relacionada con sexo, le preguntamos en dónde la aprendió, pero sin reprimirlo, solo para asegurarnos que no esté en riesgo”, explicó este mamá brumosa.
También están atentos a lo que Iann ve en YouTube o en el celular, pues la pornografía puede aparecer en cualquier momento.