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Algunos acumulados asustan a los ticos y no tienen nada que ver con el de la Junta de Protección Social

Al acumulado de los chances todo el mundo le lleva ganas, pero a otros más bien le hacen la cruz

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Estas largas filas reflejan el acumulado que todos los ticos quieren. Foto: Rafael Pacheco (Rafael PACHECO GRANADOS)

Cuando la gente escucha hablar sobre el acumulado de los chances y la lotería se le encienden los ojos y empiezan a soñar qué harían con los 1.160 millones de colones que están en juego en este momento.

Un país está a la espera de que salga la deseaba bolita premiada, ya que todos le hacen número a una millonada que le permitiría vivir sin problemas por el resto de su vida.

Aunque en Tiquicia los chances y la lotería están ahora en boca de todos, gracias al acumulado, también existen otros acumulados que provocan el sentimiento contrario. Se trata de esos que más nos hacen sufrir, nos sacan canas y que reflejan la parte más fea y triste de nuestra sociedad.

Hablamos del acumulado de deudas en tarjetas de crédito, del montón de presas en las calles y del acumulado de kilos de más de muchas personas que se llenan de enfermedades por culpa de esas comilonas llenas de grasa y la falta de ejercicio.

También está la basura apilada por todo lado, el déficit fiscal que nos tiene a las puertas de una crisis, el montón de asesinatos (donde lastimosamente tenemos un récord) y el desempleo, el acumulado que más presiona a los ticos en este momento.

Platica es un refugio

Según el experto, el premio acumulado en los chances representa ese refugio en donde se pueden olvidar las presiones por un rato.

Es por esa razón que se ha desatado semejante locura con el premiezote de la Junta de Protección Social en cada rincón del país. Desde que el acumulado se engordó más que un chanchito para Navidad, la lotería y los chances se van como pan caliente. La gente están tan loco por conseguir pedacitos que algunos aprovechados hacen su agosto al cobrar sobreprecios que la gente está dispuesta a pagar con el fin de obtener, su número de suerte, el que podía hacer sus sueños realidad.

Sin embargo, cuando dejan de soñar con los viajes, los gustos y las cosas que harían con semejnate millonada, regresan a la realidad para darse cuenta que están pegados por dos horas o más en una presa, que no los dejan de llamar para recordarles que están atrasados con el pago de la tarjeta. En medio del colerón por sentir el agua hasta el cuello, muchos se ponen ansiosos y comen más de la cuenta, sin darse cuenta que poco a poco van ganando un acumulado de kilos y con ellos de enfermedades.

Esos son los acumulados que pesan, golpean y duelen.

Los numeritos no mienten

Dice el refrán que: “Los papelitos hablan”, aunque en este caso son los números, ya que las deudas que tienen los ticos en tarjetas de crédito pasaron de ¢577.500 millones, en abril del 2010, a ¢1.203.615 millones, en abril del 2018, según reveló el estudio que sobre ese mercado prepara el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC). Es decir que se duplicó en cuestión de ocho años, por lo que se convierte en un acumulado demasiado peligroso para la economía de muchos.

Este es un acumulado muy pesado de llevar, ya que en un periodo de cuatro años (de abril del 2014 a abril del 2018), la morosidad en los pagos de dinero plástico se duplicó. El colmo es que, a pesar de los ticos no quieren o no pueden pagar ese tipo de deudas, cada trimestre se sacan 65.000 tarjetas nuevas. Actualmente circulan en Costa Rica 2.783.270 tarjetas.

Las presas son el pan de todos los días en las calles nacionales. Foto: Rafael Pacheco (Rafael PACHECO GRANADOS)

Este es solo un ejemplo de un acumulado “malo” que cada vez se hace más gordo y pesado sobre nuestras espaldas.

“Creo que todas estas manifestaciones del acumulado también han ido produciendo un acumulado de desencanto, no con un Gobierno en específico, sino con el sistema en general”, explicó el sociólogo Guillermo Acuña.

Y es que sobre los hombros de ticos pesan muchos acumulados más, como el tanate de carros que saturan las calles del país todos los días y que originan en la gente estrés., mal humor y hasta violencia.

Hace 40 años el país contaba con 35.600 kilómetros de carreteras para atender una flota de 511.670 vehículos. Hoy se disponen de 42.900 kilómetros de vías para una flotilla vehicular de 1,2 millones. Es decir, todos quieren carro propio, por lo que el número de chuzos aumentó casi un 150%, mientras que la red vial tan solo se incrementó en un 20%, según los Anuarios Estadísticos del Sector Transporte e Infraestructura del MOPT. En otras palabras, no hay carro para tantas naves.

Ante semejante situación, las presas son el pan de cada día y miles de personas pierden tiempo valioso tratando de superarlas.

Las deudas por tarjetas de crédito tienen a los ticos con la soga al cuello. Archivo (Pixabay.com)

Estos acumulados son los que nadie quiere por ser tan estresantes y problemáticos y que se unen a una larga lista de acumulados que reflejan la parte más fea de nuestra sociedad.

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