Ser designado para remodelar un carro que fue utilizado por un alto jerarca de la Iglesia católica, que hoy es considerado un santo, sin duda es un gran honor y una enorme responsabilidad.
La Teja conversó con Alejandro Barrantes Bolaños, el encargado de arreglar el papamóvil, en el cual se movilizó el papa Juan Pablo II, hace más de 40 años, cuando acudió a un encuentro con jóvenes costarricenses en el Estadio Nacional.
Alejandro es un joven, de 27 años, graduado de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad de Costa Rica, y quien toda la vida ha estado envuelto en el mundo automotriz, por lo que para él ser el encargado de remodelar este vehículo fue una bendición.
De acuerdo con Barrantes, la oportunidad de remodelar el papamóvil se dio gracias a que su familia se ha dedicado por años a trabajar con vehículos Mercedes Benz en el país.
“Siempre hemos sido muy apasionados de los Mercedes específicamente de esa clase G que es el mismo vehículo que restauramos, que fue el que utilizó el papa Juan Pablo II en 1983, cuando visitó a Costa Rica y asistió a la actividad de encuentro con jóvenes en el Estadio Nacional. La familia Ramírez, dueños del carro, han sido clientes, conocían nuestro taller y por ahí se dio el acercamiento para que nosotros lo restauráramos”, explicó.
La familia de Barrantes es propietaria del taller Uturn Company, ubicado al frente de la Fábrica Nacional de Licores en Grecia, y debido a la experiencia que tienen en este tipo de vehículos les asignaron este brete tan importante.
Experiencia enriquecedora
“La experiencia ha sido superenriquecedora, hay muchísima investigación detrás del tema, muchas horas de trabajo, horas hombre enfocados en el carro. Uno no tiene todos los días la oportunidad de restaurar un carro con un bagaje histórico tan importante como lo es el papamóvil, el vehículo donde se transportó un santo. Ha sido un aprendizaje y para mí una experiencia superbonita, por lo que estoy muy orgulloso de haberla podido realizar”, manifestó este amante de los Mercedes Benz.
Para el joven, quien además es fundador del Club Mercedes G, la remodelación del papamóvil representó un desafío superbonito.
“Estoy muy orgulloso de que nos escogieran a nosotros, entre tantos talleres profesionales y buenos que hay en Costa Rica.
Este vehículo actualmente es propiedad de unos empresarios de apellido Ramírez, quienes desde hace muchos años lo han tenido consigo y para quienes representa tener en su poder una gran parte de la historia del país.