En un ambiente cargado de fe y peticiones, decenas de personas entraron por las puertas del santuario del santo Cristo de Esquipulas, vecinos de todos los barrios de Alajuelita, en una iglesia en la que a penas de podía caminar.
La celebración empezó desde las 5 a.m. con la alegría de las cimarronas y las bombetas que le anunciaron a los vecinos el llamado a la misa de las 10 de la mañana, ocasión ideal para cantarle al santo más amado de la tierra del chinchiví.
Además de los monaguillos de las parroquias locales, destacaron los jóvenes que están de paso por la Jornada Mundial de la Juventud de Puerto Rico y Argentina.
Afuera de la iglesia estaba una tumbacocos que repetía la misa para los que no consiguieron lugar en la iglesia pero seguían de cerca el mensaje.