Estamos a pocas horas de despedir el 2022 y darle la bienvenida al 2023 llenos de optimismo, motivación y alegría, que es lo que queda para no bajar las pilas ante los duros momentos que pasamos en este año.
La guerra entre Rusia y Ucrania nos complicó más de la cuenta la vida, tomando en cuenta que el covid-19 ya nos tenía bastante magullados y que aún sigue golpeándonos, aunque muchos no le presten atención.
Aunque la guerra se realiza muy lejos de nuestras fronteras, si nos llegaron misiles que nos golpearon feo como la inflación, que como piezas de dominó fueron cayendo una tras otra con nuevas preocupaciones.
La gasolina superó los mil colones el litro, el dólar llegó a valer 700 colones y los precios de muchos artículos subieron. Lo malo es que los salarios siguen iguales y cada vez tenemos menos plata para hacerle frente a nuestras necesidades.
Sin duda, el 2022 nos ha pelado los dientes y nos ha sacudido, pero no queda más remedio que aferrarse a la esperanza y pedirle a Dios, ojalá en oración, que bendiga a este país, que bendiga a nuestra familias, nuestros trabajos, nuestros proyectos y nuestras vidas.
Nada ganamos con achicopalarnos y darnos por vencidos, llegó la hora de dar una nueva batalla, sacudir el polvo de nuestras ropas y entrar con todo a este año que inicia,porque solo con una actitud positiva, con un espíritu de lucha inquebrantable podremos salir adelante por nosotros, nuestras familias y especialmente por nuestro país.
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Debemos obligarnos a buscar la excelencia en todo lo que hagamos, a sentir felicidad cuando cumplimos con nuestras obligaciones, porque así nos irá mejor y nuestra actitud impactará positivamente a otros. Con solo eso ya ganamos.