Kenneth Jafet Mora Prado se pegó 900 puntos, o sea, la nota perfecta en el examen de admisión de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), y desde el pasado 1º de marzo, que comenzaron las clases, se convirtió en el primer universitario de la familia.
Con mucho orgullo este agricultor de toda la vida conversó con La Teja sobre la tremenda alegría que provocó en su hogar el haberse ganado el derecho a estar en las aulas universitarias, bueno, aunque en tiempos de pandemia le ha tocado recibir clases virtuales.
Es vecino de un precioso pueblito, San Marcos de Barú de Pérez Zeledón, y nació el 13 de julio del 2000.
“Cuando recibí el reporte de la nota del examen vi el 900 y lo primero que pensé fue: ‘Ok, aquí está el máximo puntaje que uno puede pegarse, pero dónde está lo que me saqué', porque no lo veía por ningún lado. A los pocos minutos comprendí que no era la referencia del puntaje máximo, sino que era mi nota y me llené de una gran alegría”, nos contó este campesino pulseador.
“Cuando le dije a mis papás (doña Silvia Mora y don José Luis Díaz), se llenaron de mucho orgullo, ellos no tuvieron la oportunidad de ir a la universidad, ni mis tíos. Mi mamá me dijo que ella conocía de lo que yo era capaz y que estaba convencida que me iría bien en la universidad si yo me lo proponía”, recordó.
Le ha tocado hacer de todo en el campo, desde sembrar frijoles hasta ordeñar vacas. Por cierto, cuando tenía 8 años y andaba arreando unas vacas, había una bien chúcara que se lo levantó de lo chiva que era, eso lo recuerda con gran alegría, pero en aquel momento se pegó un gran susto.
Lo que no le gusta mucho es coger café. “Es que no soy muy bueno cogiendo café, soy de seis u ocho cajuelas al día y mi mamá me supergana porque ella coge el triple en el mismo tiempo”, contó con una gran sonrisa.
Buen ejemplo
Él tiene dos hermanas menores. Jennifer, la del medio y que está en el colegio, y Daniela, la menor, que está en la escuela.
Ya Kenneth las contagió positivamente y ahora ambas están más que convencidas de que sí se puede y que harán todo lo que sea necesario para también ingresar a la universidad.
El pasado viernes 9 de abril, la UNA realizó la presentación de los 16 estudiantes que pegaron la nota perfecta, entre los que estaba Kenneth y en medio del acto de reconocimiento recordó que durante los cinco años que fue al Liceo Rural de Río Nuevo, en Savegre de Pérez Zeledón, tenía que caminar más de un kilómetro para agarrar el bus y después hacía una hora de viaje en el autobús para llegar al cole.
“El Liceo Rural de Río Nuevo es un muy buen colegio, la verdad que a uno lo preparan demasiado bien, por eso, en cuatro años, yo soy la segunda nota perfecta que sale de ahí. Las materias no se me dificultaron nunca, tuve muy buenos profesores, lo que realmente me desgastó fue tanta viajadera, tener que salir a las cinco de la mañana y volver a las cuatro de la tarde para realizar tareas y otros trabajos”, explica el ahora universitario, quien se graduó en el 2017, estuvo dos años en el TEC, en el 2020 se dedicó completamente al campo y en este 2021 comenzó en la UNA.
Ama el campo
En la UNA estudia Ingeniería y Calidad en Innovación Agroalimentaria. La carrera la lleva en las instalaciones que tiene la universidad en Pérez Zeledón.
Por la mala señal de Internet en su pueblo, tuvo que irse a vivir con una prima a Villa Nueva de San Isidro del General.
“Me encanta el campo y todo lo que se hace allí, a los agricultores la tecnología todavía tiene mucho que ayudarnos, es por eso que decidí estudiar esa carrera, para luchar de la mano de la tecnología por mejorar procesos”.
A la hora de sembrar, por ejemplo, está convencido de que se puede hacer mucho con ayuda de mejor tecnología. Los agricultores saben demasiado de lo que hacen; sin embargo, la tecnología actual es una gran herramienta y se debe aprovechar.
“Quiero ayudar mucho a la zona. Estoy convencido que de la mano de nuevas tecnologías se puede aumentar la productividad de todo lo que hacemos en el campo: el riego de las plantaciones, la forma de cultivar para hacerlo mejor y en mayor cantidad. No soy de los que siempre soñó con ir a la universidad para irse de donde nació, al contrario, quiero aprender para ayudar a mi comunidad”, nos comentó muy convencido de que jamás dejará sus raíces agrícolas.