Acompañar un buen gallopinto con pétalos de margarita y con begonias, una sopa negra con clavelina, un picadillo de chayote con torenia o clitoria debe ser el sueño de cualquier florense, sería algo así como el manjar de los campeones.
Pues es un gustico que se pueden dar los herediano, pero también manudos y morados porque estas flores son comestibles y más bien le dan un sabor rico a la comida, además, aumentan los nutrientes, vitaminas y antioxidantes.
De hecho, comer flores no es algo nuevo en nuestro país. Los carajillos de ahora tal vez ni lo conocen, pero los tatas y los abuelos sí conocieron un platillo que fue muy famoso en Costa Rica, la flor de itabo con huevo.
Otras recetas que nuestros abuelos han disfrutado son las hechas con las flores del poró criollo, a las que conocemos como cuchillitos, o las del poró extranjero, a las que se les dice gallinitas.
Antes las hacían con huevo y quienes las han probado dicen que sabe delicioso.
Incluso, en muchos hogares se usaban estas cuchillitas para echárselas a las sopas de las personas que se enfermaban y quedaban débiles, precisamente, por su alto contenido de hierro levantan cualquier muerto, decían los abuelos.
Saludables y frescas
Karina Gómez Villalobos es una agrónoma costarricense de 26 años, quien tiene tres años de haber iniciado un negocio de flores para comer. Le va puras tejas. Ni ella misma imaginó que a los ticos nos gustara tanto comer flores. El negocito crece día con día.
Agregarle a nuestra comida diaria flores no es algo muy caro, un plato mixto con 50 flores vale seis rojitos y se le puede poner a cualquier comida que hagamos, al fresco, a los postres y hasta a los gallitos de arracache que nos comemos.
“Comer flores es muy rico, fresco y muy saludable. Las flores tienen muchos nutrientes, tienen vitaminas C y A y antioxidanetes, es importante que las incorporemos a nuestra dieta.
"Cualquier persona puede comer flores, desde un niño hasta un adulto mayor”, dice Karina quien asegura que el gran impulso de su negocio es Facebook, porque es la forma en que más la contactan por medio de “Flores Comestibles-Flores Gourmet”.
Sobre los sabores, nos explica Kary que la clavelina sabe como a lechuga, al igual que la torenia. La clitoria sabe un poquitico dulce, la begonia es cítrica, la dragones es amarguita, la cosmos sabe a culantro y las violas también tienen un saborcito a lechuga.
“De la margarita solo se comen los pétalos, al igual que del girasol, ambas saben como a semillas de girasol; la marigold (flor de muerto) es astringente, sabe entre ácido, amargo y picante a la vez.
¿Cómo comenzó todo?
Explica Karina, quien además es administradora de empresas, que por ahí del 2011 agarró un sueño de su mamá, doña Gabriela Villalobos, quien siempre quiso cultivar vainilla.
Parece que Kary tiene muy buena mano y la vainilla le pegó muy bien, fue así como incluso comenzó a venderla, pero son pocas las personas que realmente entienden la diferencia entre la vainilla natural y la artificial que la mayoría de ticos compramos en botellitas y que es un mejunje químico que no tiene nada que ver con la orquidea vainilla. Debido a un hongo que atacó su plantación perdió toda la inversión en vainilla.
Como jamás se ha quedado quedita rapidito le llegó la luz para un nuevo proyecto.
“Vi en televisión una receta de un postre que tenía flores y se comían esas flores… ¡me encantó!
“Comencé por probar. Sembré las semillas y comenzaron a florear, fui probando y le regalaba a amigas, era solo un asunto casero, de familia y amigos. Lo hacía para mí, pero la gente comenzó a hablar lo de mis flores comestibles fue avanzando de boca en boca y al poco tiempo, allá por el 2016, comencé a tener mis primeros pedidos”, recordó con alegría esta vecina de San Miguel de Desamparados.
Novias lo piden mucho
Kary cultiva sus flores en un terrenito que tiene la familia en Atenas, lo hace ella misma.
Ella es toda su empresa, y la verdad, con ella basta y sobra ¿quién dijo miedo? Por estos días del 2019 en que el mundo cabe en un pañuelo, Internet le ha ayudado a ampliar su negocio. Si usted quiere contactarla puede llamar al 8711-0671.
“Me contratan mucho para bodas. Las novias me ponen en contacto con el chef de la boda y entonces yo le entrego las flores para que él las acomode en la comida. Es un adorno muy nutritivo. También se ponen flores comestibles en los queques, en las bebidas frías que se reparten y en las reposterías", explicó.