Paulo Lara vive en Madrid, España, y desde allá alza la voz por su madre, una adulta mayor de 75 años que perdió a su pareja, quien murió víctima del covid-19 el pasado jueves 16 de julio. Además, le informaron que debe dejar la casita en la que vivía.
Él fue la víctima número 42 del virus en nuestro país, murió en el hospital Calderón Guardia, donde fue ingresado desde el 12 de julio, día que al parecer le dio un derrame durante la madrugada y la señora tuvo que llamar al 911 para que lo atendieran.
Esa fue la última vez que lo vio. Luego las hijas de quien fue su pareja durante 13 años, le dijeron que el señor había sido diagnosticado con covid-19.
“El muchacho de la ambulancia me dijo que no me podía ir con él y que debía quedarme encerrada en la casa, sin salir”, recordó la adulta mayor, de quien nos reservaremos su nombre.
Y cuatro días después, sin tener factores de riesgo, además de la edad (73 años), el señor perdió la batalla.
Aislada y sin saber si ella o su hermana tienen el virus porque no les han hecho la prueba, aunque por fortuna no han presentado síntomas, esta adulta mayor debe luchar con otro problema.
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Resulta que la emergencia los agarró en la casa de su hermana, en un barrio del sur de la capital, y por eso la pareja no estaba en la vivienda que compartió todos estos años.
Pero ahora la señora no va a poder regresar a su hogar ya que, según denuncia Paulo, uno de los hijos del fallecido fue a la casita, ubicada en Coronado, le cambió los llavines y reforzó los portones.
“Mi mamá me contó que él (Rafael Gutiérrez, el hijo del señor) fue el domingo, tan solo tres días después de la muerte de su padre, a pedirle las llaves de la moto y de la casa, a lo que ella le dijo que la dejara al menos pasar el novenario”, contó Paulo.
Según Lara, él no está peleando la casa, sino el acto de invasión a la propiedad donde ella vivía con su pareja.
La Teja contactó a Gutiérrez para conversar con él sobre lo ocurrido y nos contó que el cambio de llavines que hizo fue para resguardar los bienes dentro de la casa. Asegura que ya le dijo a la señora que estuviera tranquila, que cuando terminara la cuarentena solo lo llamara cuando tuviera el camión para sacar sus cositas.
Gutiérrez aclaró que lo hizo también porque la casa en cuestión es patrimonio familiar de él y sus hermanas, ya que la casa le pertenecía a su papá del matrimonio que tuvo con su madre.
Instituciones de defensa al adulto mayor
Para que este tema sirva de ejemplo y otros adultos mayores no pasen una situación similar, conversamos con Gustavo Fallas, abogado del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam).
“Es importantísimo que las personas primero tengan arreglados sus bienes. Hacer primero, por lo menos, un testamento para que las personas sepan a quién quieren heredar, ahora que están bien”, dijo el abogado.
Agregó que las personas que tienen este tipo de uniones, si quieren asegurar derechos de pensión y demás, deben empezar a regularizar dicha unión ante un juzgado. Luego ver si la Caja está reconociendo la unión para la pensión por sucesión.
También le consultamos a Teresita Aguilar, directora de Conapam, quien nos manifestó que este tipo de acciones, como lo que le hicieron a la señora, pueden considerarse como un abuso contra la persona adulta mayor.
“Aunque tuviera un derecho, que nosotros no sabemos, esa no es manera de actuar, menos contra una persona adulta mayor”, agregó Aguilar.
Fabián Trejos, gerente de Asociación Gerontológica Costarricense (Ageco), hizo un llamado a las personas adultas mayores a tomar consciencia y que conozcan cuáles son sus derechos.
“Todavía existen muchas personas mayores que no formalizan sus propiedades, para que haya una protección para su compañero en caso de que el otro falte, pero tenemos la costumbre de no hacerlo porque creemos que eso no pasará.
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“Este muchacho (Rafael) está haciendo una agresión patrimonial sobre ella y la agresión psicológica en medio de la situación que está pasando. Es una situación molesta, pero los adultos mayores tienen que empoderarse para defender sus derechos”, puntualizó Trejos.