Doña Deyanira Fernández Baldi, abuelita de Silvia Deyanira Meléndez Baldi, contó mediante WhatsApp el terrible sufrimiento que ha pasado desde que se enteró que su nieta y su hija estaban contagiadas de COVID-19 en Estados Unidos.
Silvia, de 24 años, fue la tica que el sábado 28 de marzo falleció de COVID-19 en Utah, Estados Unidos. Además, los padres de Silvia y sus dos hermanos están contagiados.
Ella tenía factores de riesgo, como diabetes y una operación a corazón abierto, que le practicaron hace dos años.
La abuelita de ella, de 81 años, dice que oró por ellas y que Dios no iba a permitir que su nietica sufriera.
“Le dije al Señor que se hiciera su voluntad. Tenía un pulmón colapsado. Si llegaba a curarse viviría padeciendo y sufriendo y Dios no quería eso para ella”, expresó la abuelita.
“El saber de su partida fue muy triste, pero sé que ahora no sufre. Soy asmática y si me contagiara del virus, me iría con mi nieta y mi esposo, no me preocupa esto, pero si me asusta ver como sufren las personas contagiadas, no lo soportaría”, añadió la señora, quien vive en La Garita de Alajuela.
“Saber que mi hija y mi nieta estaban con el maligno virus, fue tremendo. Pero como sé que el Padre Celestial escucha nuestras oraciones, le rogué que las sanara, por varios días.
“Mi hija escribió diciendo que estaba mejorando, di gracias al Señor, pero rogué por la nieta que seguía mal. pero como he aprendido, le dije que Él tenía la última palabra”, dijo.
La abuelita envió un mensaje a todos los ticos. “Les ruego a todas las personas que se mantengan en sus casas y respeten las indicaciones de Salud”.
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La familia de la joven que vive en Costa Rica mandó muestras de cariño y mensajes mediante nuestro periódico La Teja para los papitos y hermanos que están allá
Le quieren dar un abrazo solidario a doña Silvia Baldi Fernández, la mamá, quien salió del hospital el sábado que murió su hija.
“Saber que Silvia Deyanira estaba mal fue inesperado y nos hizo orar a cada rato. Ayuno y oraciones por todos ellos. Saberla fallecida fue el acabose. Lo hizo ese desgraciado virus. Nos tocó duro. Hasta el alma”, dijo el tío Rodolfo Baldi.
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Otra tía, Marisol Mora de Baldi expresó: “Será recordada como era, dulce, alegre, simpática, jovial, cariñosa. En ocasiones defendió a su prima Annette cuando alguien intentaba tratarla mal”.
“Se instaló en nuestro pecho, ahí a la izquierda y allí se quedará”, añadió doña Marisol.