Un muy lindo ejemplo de fe y devoción nos dejó esta Semana Santa una adulta mayor que participó de las procesiones sin importarle el calor, movilizándose en silla de ruedas y vistiendo hábito, en Ciudad Quesada, en San Carlos.
Para el inicio de la Semana Mayor, el Domingo de Ramos, día en que se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén, la catedral de Ciudad Quesada realizó su viacrucis desde el Colegio Diocesano Padre Sancho hasta el templo, en el cual la misa fue presidida por monseñor José Manuel Garita.
Durante todo el recorrido de la procesión hubo una participante muy especial, cargada de fe y muy alegre, doña María de los Ángeles Jiménez Vargas, doña Marielos, como le dicen de cariño.
Doña Marielos tiene 78 años y a pesar de estar en silla de ruedas no se perdió ni un instante de la procesión y participó vestida con el hábito de la virgen del Carmen.
Esta devota abuelita es de Aguas Zarcas de San Carlos y casi siempre asiste a la misa de la filial de San Francisco de La Palmera. Doña Marielos es nativa de San José, de Santa Ana, sin embargo, lleva años viviendo en tierras sancarleñas.
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“Tenía tiempos que no veía a una procesión así (con tanta gente en las calles y con tanta fe). Yo les decía a ellos (la familia que le acompañó), que allá afuera las procesiones son así (muy llenas de vida), entonces les digo: ‘yo quiero ir a esa procesión, Dios me tiene alentada, yo voy a ir’. Dios me permitió venir. Llegamos temprano y disfruté. Muy bonito estuvo”, explicó doña Marielos.
Conocimos esta historia gracias a la familia amiga de Radio Santa Clara de San Carlos. Doña María llegó muy bien acompañada de su hija, Laura Araya Jiménez y un nietico, Thiago, quien tiene cuatro años.
La también devota de la virgen del Carmen contó que usa silla de ruedas porque sufrió un derrame hace dos años, provocándole dificultades para caminar, pero nada le impidió participar de la primera procesión de la Semana Santa, la de Domingo de Ramos.
Doña Marielos comentó que comenzó a usar el hábito de la virgen del Carmen cuando esta le hizo un milagro de vida con el segundo de los diez hijos que tuvo. Al inicio solo lo usaba en días especiales, pero desde hace nueve años se lo pone todos los días porque la virgencita del Carmen le cumplió otro milagro.
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“Llevé a mi segundo hijo al hospital (muy enfermo) y me dijeron que se me iba a morir, entonces me valí de la virgen del Carmen y ella intercedió para que Dios me hiciera el milagro. La penitencia que debí cumplir es andar de rodillas (por el milagro tan grande) porque usted sabe que le digan a una, tómese llévese este chiquito que se va a morir”, recordó.
Sobre su participación en la procesión, agregó: “Para nosotros los católicos, esto (la procesión y todas las celebraciones de Semana Santa) es una alegría, mucho más cuando se viene a la procesión. Todo estuvo muy lindo: la música, los apóstoles”.