Siete meses después volvieron a abrir los bares en el país y en Milano, en San José centro, a las once y un minuto ya había cinco clientes sentados.
Dos clientes dieron media vuelta y se fueron al ver las mamparas plásticas. “¡Acaso yo soy un animal para que me encierren!”, gritó don Miguel, quien no quiso dar el apellido.
Don José Mora Arias es el dueño del bar y estaba como hormiga en tapa de dulce por volver a ganarse el cinquito.
“Vuelva a ver las cajas de cervezas vacías, así es como me gusta verlas”, nos dijo don José mientras servía dos birras, un trago de cacique y uno de whisky.
Miguel Ángel Quirós, quien se pidió una gordita Imperial, nos dijo: “la birrita sabe mejor en el bar que a uno le encanta. Ya me hacía falta la familia porque este es un bar tranquilo”.
Los otros cuatro clientes estaban contentos con las mamparas porque consideran que los protege sin impedirles hablar con el vecino.
Lo que sí fue un fallo de don José es que no tenía su platillo estrella listo. Todos le pidieron boca de ceviche, pero el limón todavía no había terminado de cocinar el pescado. Por eso, la primera birrita y los primeros tragos se fueron sin boca.
“Parece mentira, pero se desencancha uno, por eso no calculé bien el tiempo del ceviche... Ya para la otra birrita estará lista”, dijo don José y los clientes lo celebraron.
No todos los bares podrían abrir hoy porque muchos no han podido hacer los ajustes que exige Salud y en otros casos los dueños no han llevado el curso que se pide también como requisito.