La pastoral de la Iglesia Nuestra Señora de los Desamparados le hace honor a su nombre y, desde hace poco más de dos años, tiende la mano a los indigentes de este populoso cantón josefino dándoles baño, alimento y comida.
Pero lo más importante es que les llenan el corazón de amor y les recuerdan que son importantes, que su condición actual no los hace menos valiosos y ayudan a devolver su dignidad con ropita limpia, baño, corte de pelo, atención médica, entre otros servicios.
El padre Marvin Benavides fue quien impulsó el proyecto que está a cargo de José Antonio Sánchez. Cada sábado inician con una oración y comparten durante toda la mañana de 8:30 a. m. hasta las 12:30 p. m. mientras se chanean.
En este tiempo son pocos los que han logrado rehabilitarse, pero sí hay casos de éxito como don Víctor Manuel Altamirano y Elizabeth Sandí quienes lograron salir del alcoholismo y las drogas, respectivamente, gracias al mensaje que les compartieron en este proyecto y ahora colaboran seleccionando y acomodando la ropa que regalan a los habitantes de la calle.
Don Vìctor se dejó consumir por el alcohol luego de perder a su esposa y a su hija. Esas pérdidas lo sumieron en una depresión que solo calmaba tomando y así fue perdiendo su trabajo, su casa...todo.
Elizabeth, por su parte, estuvo en las calles desde los siete años envuelta en adicciones a todo tipo de drogas, comiendo de los basureros. En esa vida se convirtió en mamá de seis hijos de los que ya recuperó a los dos mayores.