Con gran amargura tenemos que decirle que si usted no terminó el colegio, vive en zona rural, no sabe inglés, ni nada que tenga que ver computación, pues se compró todos los números de la amarga rifa del desempleo, ya que le costará muchísimo conseguir un bretecito.
“Encontrar un empleo de calidad es, cada vez, más difícil. Y para algunas personas que presentan ciertas características, es aún más complicado.
“Por ejemplo, un bajo nivel educativo, ser mujer, una persona joven, vivir fuera de la región Central, no tener competencias digitales (computación) y no hablar un segundo idioma, son condiciones que predominan entre los grupos más excluidos del mercado laboral. Esta situación se agrava si la persona cumple simultáneamente con varias de ellas.
“De este modo, una mujer joven que no completó la secundaria, que es madre y que vive en una comunidad rural, enfrenta más probabilidad de tener un trabajo de mala calidad, estar desempleada o ni siquiera poder buscar un trabajo remunerado”, explica el Programa Estado de la Nación, el cual es un centro de investigación que busca el desarrollo humano sostenible en el país.
Esta realidad nacional es un gran problema para el país porque, según el Estado de la Nación, ya que un buen empleo y un salario justo ayudan al desarrollo y el bienestar de un país, reducen la pobreza y la desigualdad, son fuente de financiamiento de la seguridad social y le permite al trabajador: independencia económica, realización personal y convivencia social, así como cotizar para una futura pensión.
Como parte de la conmemoración del Día Internacional del Trabajador (el próximo 1 de mayo), se realiza un breve repaso por la situación actual y los principales retos que presenta Costa Rica, en el mundo del trabajo, según el Estado de la Nación
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-¿Cuál es el perfil del mercado laboral costarricense?
La mayoría de la fuerza de trabajo (2.400.000 personas) de Costa Rica (siete de cada diez personas) no estudió en una universidad (son no calificadas), y cada vez más, les cuesta conseguir un buen empleo (representan el 80% del desempleo).
Los problemas se agravan para la población joven (de 15 a 35 años), que integran el 40% de la fuerza de trabajo y el 61% del desempleo.
También hay brechas de género. En Costa Rica, al igual que en la región latinoamericana, las mujeres participan menos en el trabajo con salario, pues muchas de ellas se dedican al trabajo doméstico (tareas del hogar y cuido de personas).
Las mujeres representan el 54% del desempleo y el 64% de las personas que no buscan empleo (están fuera de la fuerza de trabajo).
-¿Cuál es la situación de algunos indicadores laborales?
La crisis de la pandemia destruyó cientos de miles de empleos (según el INEC hay 264.000 desempleados). En el periodo de la recuperación se están quedando atrás personas que siguen sin encontrar trabajo o fueron expulsadas de la población económicamente activa; o si trabajan, lo hacen sin todas las garantías laborales o ganando menos del salario mínimo.
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Después de la pandemia la posibilidad para muchos grupos en desventaja fue trabajar de manera independiente, como estrategia de sobrevivencia ante la pérdida de su empleo anterior.
Eso significa, muchas veces, condiciones precarias (o informales): sin cobertura del seguro social o ganando menos de un salario mínimo.