Cuando Roselee Sadek tenía que escoger al niño que llevaría al altar los anillos durante su boda, la elección natural fue su pequeño hijo Max.
Todo estaba preparado para que el menor hiciera una entrada triunfal abordo de un carro manejado a control remoto.
El adorable niño empezó su recorrido normalmente, pero en cuestión de segundos los invitados se percataron que la cosa no estaba funcionando.
Max se estaba quedando dormido, recostando su cabeza en las suaves almohadas que colocaron en los costados del vehículo para que no se lastimara.
La tierna imagen hizo que los invitados estallaran en risas mientras grababan la particular escena.
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El pequeño debió recibir asistencia para poder completar su misión y que sus padres pudieran decirse ‘acepto’.