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Ucranianos se les plantan a rusos en gigantesca fábrica de metales

Según el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, “alrededor de mil civiles, mujeres y niños” y “cientos de heridos” se encuentran refugiados en el sitio

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En la planta de Azovstal resisten soldados ucranianos contra las fuerzas de Rusia. AFP (HANDOUT/AFP)

La gigantesca planta metalúrgica de Azovstal en Mariúpol, a orillas del mar de Azov, es el último lugar de resistencia de los combatientes ucranianos contra el ejército ruso que asedia la ciudad desde principios de marzo.

En lugar de asaltar las instalaciones industriales de esa ciudad estratégica del sureste del país, el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó el jueves sitiar a los soldados “para que no pase ni una mosca”.

Volodimir Zelenski (al centro) dijo que hay “alrededor de mil civiles, mujeres y niños” y “cientos de heridos” en la fábrica. AFP (STR/AFP)

Según el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, “alrededor de mil civiles, mujeres y niños” y “cientos de heridos” se encuentran refugiados junto a los combatientes en esta enorme fábrica.

Los últimos combatientes ucranianos en Azovstal se niegan a rendirse y piden “ayuda” a la comunidad internacional para ser evacuados.

De 1930

Los orígenes del complejo se remontan a la década de 1930, según el sitio web de Azovstal.

El 2 de febrero de 1930, el Consejo Supremo de Economía Nacional, que dirigía la política económica de la URSS, decidió construir una nueva planta siderúrgica en Mariúpol.

En 1933, comenzó la producción de hierro y dos años más tarde la de acero soviético.

El 7 de octubre de 1941, poco después de la invasión de la URSS por el ejército alemán, se detuvo la producción. Los últimos empleados abandonaron el lugar al día siguiente.

Dos años más tarde, el 7 de setiembre de 1943, el ejército de la Alemania nazi voló todas las instalaciones, dejando todo en ruinas. Sin embargo, la acería fue rápidamente reconstruida.

De las más grandes

En 2006, el lugar fue comprado por el grupo Metinvest, controlado por el hombre más rico de Ucrania, Rinat Ajmétov, considerado prorruso en su momento pero que en marzo denunció “crímenes contra la humanidad”, prometiendo no abandonar Ucrania.

Antes de la invasión rusa del 24 de febrero, la acería producía 5,7 millones de toneladas de hierro, 6,2 millones de toneladas de acero y 4,7 millones de toneladas de productos laminados cada año, según su web, lo que la convierte en una de las más grandes de Europa.

Muchos soldados rusos recorren las calles de la ciudad de Mariúpol, Ucrania. AFP (ALEXANDER NEMENOV/AFP)

Una ciudad dentro de otra

“Es una ciudad dentro de la ciudad y hay varios niveles subterráneos de la época soviética. No es posible bombardear desde arriba, hay que limpiar el subsuelo. Tomará tiempo”, explicó al comienzo en abril Edward Basurin, un representante de las fuerzas separatistas prorrusas en Donetsk.

La zona tiene varios kilómetros cuadrados y contiene vías férreas, almacenes, hornos y chimeneas, a los que hay que sumar kilómetros de túneles, un entorno favorable a la guerrilla urbana.

En imágenes de drones difundidas el domingo por la agencia estatal rusa Ria Novosti, se veían edificios destruidos, algunos aún humeantes.

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