El compromiso de México de enviar 10.000 militares a la frontera con Estados Unidos, según Washington “para detener el flujo de fentanilo y los migrantes ilegales”, desactivó por un mes la incipiente guerra arancelaria entre ambos países después de un fin de semana convulso.
El presidente estadounidense Donald Trump habló el lunes por la mañana con su homóloga mexicana, Claudia Sheinbaum, y con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, sobre los aranceles del 25% que impuso a los productos de estos dos países (salvo el petróleo de su vecino del norte gravado al 10%) la víspera de su entrada en vigor.
La conversación con Sheinbaum fue “muy amistosa”, describió el republicano en su red Truth Social.
“Acordamos suspender de inmediato los aranceles anticipados por un periodo de un mes”, durante el cual “mantendremos negociaciones encabezadas por el secretario de Estado, Marco Rubio, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, así como por representantes de alto nivel de México en un intento por alcanzar un acuerdo”, añadió.
Según el republicano, las autoridades mexicanas también deben detener la afluencia de “migrantes ilegales”.
Sheinbaum anunció que “México reforzará la frontera norte con 10.000 elementos de la Guardia Nacional de forma inmediata, para evitar el tráfico de drogas”, en particular de fentanilo.
Este opioide sintético es la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 45 años, con al menos 75.000 decesos al año, según datos oficiales.
La presidenta señaló. además. que Washington se comprometió a trabajar para “evitar el tráfico de armas de alto poder a México”, un reclamo que el gobierno mexicano ha hecho en varias ocasiones y que incluso lo llevó a demandar a los fabricantes de armas en Estados Unidos.
México se esperaba los aranceles que el magnate prometía desde hacía meses, pero el anuncio, el sábado, fue acompañado de una acusación demoledora.
Según Trump los cárteles mexicanos, “principales traficantes mundiales de fentanilo, metanfetamina y otras drogas”, tienen “una alianza con el gobierno de México y ponen en peligro la seguridad nacional y la salud pública de Estados Unidos”.
Asegura, además, que el gobierno mexicano les ha proporcionado “refugios seguros”.
México, dolido por lo que califica de “calumnia” y ofensa, contraatacó prometiendo medidas arancelarias contra el principal destino de sus exportaciones, pero sin cerrar la puerta al diálogo.
“Culpar” a Trump
La conversación con Trudeau fue menos fructífera.
“Volveré a hablar con él”, escribió Trump, quien quiere convertir Canadá en el estado número 51 de Estados Unidos.
Le culpa de permitir la entrada de fentanilo y de migrantes en situación irregular en territorio estadounidense.
El lunes, la provincia canadiense de Ontario, corazón económico del país, anunció que prohibía a las empresas estadounidenses participar en contratos públicos, lo que les hará “perder decenas de miles de millones de dólares en nuevos ingresos”, según el primer ministro provincial Doug Ford.
“Todo lo que tienen que hacer es culpar al presidente Trump”, soltó.
El tercero en discordia es China. Trump anunció aranceles del 10%, que se suman a los ya en vigor sobre una serie de productos de la segunda economía mundial.
El magnate sostiene que el gobernante partido comunista ha “subvencionado a las empresas químicas chinas para que exporten fentanilo”.
Los tres países afectados anunciaron represalias poco después de conocer las medidas.
Los analistas advierten de que una guerra comercial reducirá el crecimiento de Estados Unidos y elevará los precios al consumo en el corto plazo, pero Trump está convencido de que “valdrá la pena”.