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Las primeras imágenes de Tonga después de la explosión de un volcán que originó un tsunami de 15 metros de altura dejan ver la enorme devastación que hay en este archipiélago del Pacífico, cubierto ahora por ceniza y con importantes daños por las marejadas.
Este territorio quedó prácticamente incomunicado del resto del mundo por la erupción de un volcán submarino, que cortó el cable de conexión de la isla, que ahora depende de la señal irregular de los teléfonos satelitales. Este miércoles se supo que arreglar ese cable llevará al menos cuatro semanas.
La monumental columna de humo del volcán alcanzó una altura de 30 kilómetros y regó cenizas, gas y lluvia ácida en una zona muy amplia del Pacífico. La erupcíon, según los expertos, es la más fuerte ocurrida en el mundo en los últimos 30 años.
El tsunami que le siguió levantó olas de hasta 15 metros en las costas de Tonga, según un comunicado del gobierno.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) dijo que tres personas habían muerto.
Cuatro días después de esta erupción, con las comunicaciones interrumpidas, todavía se desconoce el alcance real de la catástrofe. En Nueva Zelanda advirtieron de la posibilidad de más erupciones y señalaron que las explosiones pasadas y el tsunami causaron un desastre nunca antes visto en Tonga.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que su delegado local, el médico Yutaro Setoya, está “dirigiendo las comunicaciones entre las agencias de la ONU y el gobierno de Tonga”.
“El teléfono satelital del doctor Setoya es una de las pocas fuentes de información”, señaló la OMS, que dijo que el médico llevaba todo el día parado a la intemperie intentando captar la señal.
Posible contaminación
La OMS también informó que en la principal isla de Tonga, Tongatapu, hay 50 casas destruidas y 100 dañadas. Además advirtió que lo que lanza el volcán genera temor de que haya contaminación del agua y los alimentos.
“El gobierno recomendó a la población que permanezca en el interior, que utilice mascarillas si sale y que beba agua embotellada”, indicó la OMS en un tuit.
Las imágenes satelitales muestran que el volcán submarino, ubicado al norte del archipiélago, volvió a estar sumergido y sólo emergen dos pequeños islotes de lava.
Nueva Zelanda difundió imágenes aéreas en las que se veían zonas verdes de la costa ahora recubiertas de ceniza. Aparecían también edificios destrozados junto a otros intactos.
La capital de Tonga, Nuku’alofa, quedó cubierta por dos centímetros de ceniza volcánica y polvo. Y su malecón resultó “muy dañado con piedras y escombros arrastrados tierra adentro por el tsunami”, indicó la OCHA.
La OCHA informó además que los vuelos de reconocimiento confirmaron “daños sustanciales a propiedades” en las islas Mango y Fonoi.
“Una señal activa de auxilio fue detectada en Mango”, indicó OCHA. La isla tiene unos 30 pobladores, según el censo de Tonga.
Daños visibles
Imágenes divulgadas por el Centro de Satélites de la ONU mostraron el impacto de la erupción y el tsunami en la pequeña isla de Nomuka, una de las más cercanas al volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai.
Australia y Nueva Zelanda, que enviaron aviones de reconocimiento Orion para sobrevolar la zona, alistaron cargamentos de ayuda para enviar a Tonga.
La Cruz Roja informó que enviará 2.516 contenedores de agua y Francia, que tiene varios territorios en la Polinesia, prometió enviar ayuda “urgente”.
Las principales agencias de rescate han dicho que están paralizadas, sin poder contactar a su personal local.
“Por las pocas actualizaciones que tenemos, la magnitud de la devastación podría ser inmensa”, manifestó Katie Greenwood, de la delegación regional de la Cruz Roja.
Este miércoles fue removiida una densa capa de ceniza de la pista del aeropuerto internacional de Tonga, con lo cual se abre el camino para la llegada de la urgente ayuda humanitaria.
Agencias de la ONU indicaron que se respetarán todos los protocolos sanitarios para salvaguardar del covid-19 a este pequeño reino insular.
La erupción del sábado se escuchó hasta Alaska, provocando un tsunami que inundó franjas costeras del Pacífico de Japón a Estados Unidos y llegó también a Sudamérica.
El sábado, dos mujeres en Perú murieron arrastradas por el oleaje.
