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Sexo y fantasmas: Guardas cuentan las tenebrosas cosas que ven y oyen en los museos

Parece que los museos de noche cobran vida

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Parejas que aprovechan para besarse (o algo más) en un rincón cerca de una obra o en un baño. Siluetas que aparecen y desaparecen, objetos que se mueven o se caen solos y ascensores que se activan en plena noche, sin que nadie los llame. Visitantes que se desnudan, se disfrazan o intentan entrar con perros y hasta serpientes. Todo eso y más suelen ver los guardas de algunas salas de museos en Argentina.

Algunos aseguran haber visto sombras o cosas extrañas. Foto: GDA/La Nación/Argentina
Algunos aseguran haber visto sombras o cosas extrañas. Foto: GDA/La Nación/Argentina

Lino Espinola, uno de esos oficiales, contó algunas de sus experiencias.

“Una vez, hace unos cinco años, estaba solo y alguien me tocó el hombro. Me di vuelta y no había nadie”, aseguró a La Nación de Argentina el empleado del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.

“En 2020, cerca de la una de la mañana, el ascensor se abrió en el segundo piso –recordó-. Algo salió de ahí, porque vi pasar su reflejo en la ventana”.

Un mes atrás en el mismo museo, cerca de las 11 de la mañana, Mirta Castel, otra oficial, avanzaba hacia su puesto de trabajo por el pasillo del primer piso.

“Siento que alguien camina fuerte, atrás. Miro y no había nadie, solo un viento que cruza dijo. Al rato, una compañera dijo haber visto a un hombre vestido de negro entrar en la sala. “Pero la sala estaba vacía”.

A Susana Arroyo le avisaron repetidas veces desde el sector de cámaras que se registraba movimiento de telas en una sala, pero encontraba nada al entrar.

Atrevidos

Lino Espinola dice que vio cosas activarse solas en el museo. Foto: GDA/La Nación/Argentina
Lino Espinola dice que vio cosas activarse solas en el museo. Foto: GDA/La Nación/Argentina

Sí escuchó el ruido de “chicos jugando a la noche en los pasillos” y descubrió cuerpos semidesnudos el día que apuntó su linterna hacia los almohadones de la oscura sala.

“Cualquier cosa hacían ahí”, dijo riendo.

Según Espinola, a él le tocó interrumpir en situaciones íntimas a varias parejas que no sabían que estaban siendo registradas por las cámaras.

Otros dos jóvenes se quedaron durante “varias horas” adentro de un baño, muy concurrido por las parejas, según los orientadores de sala del museo. Los mismos que les golpearon la puerta cuando el museo estaba por cerrar, y que los observaron irse algo avergonzados.

Katny Ferrer y sus compañeros también tienen anécdotas de supuestos fantasmas. Según ellos, los guardias nocturnos vieron “huellas de pies descalzos”, sillas que se movían solas e incluso un muñeco de la tienda que se estrelló una noche contra el piso sin motivo aparente. El salto al vacío quedó registrado por las cámaras.

Visitas

Hay además otras insólitas, como la del visitante que entró con “una serpiente pitón enroscada en el brazo”.

Las parejas se pasan de cariñosas en los museos. Foto: GDA/La Nación/Argentina
Las parejas se pasan de cariñosas en los museos. Foto: GDA/La Nación/Argentina

“Era un vecino del barrio. Dijo que era su mascota, estaba tranquilita, no se movía”, recordó Juan Valenzuela Cruzat.

Otros llegan con valijas y se cambian de ropa varias veces para hacer producciones fotográficas -no autorizadas- frente a las obras, toman fotos de sus muñecos o pegan códigos QR junto a las cédulas museográficas.

Otro grupo “vestido de época, como en el siglo XIX” llegó días atrás al Museo Nacional de Bellas Artes, y el público pensaba que era una presentación.

Pero más allá de estos comportamientos inusuales, o del hecho aislado de alguien que se quitó la ropa hasta quedar semidesnuda, en ninguno de estos museos se reportaron casos de vandalismo.

En el Museo Nacional de Arte Decorativo, donde desaparecieron algunas piezas en 2022, prefirieron que sus empleados no hablaran con la prensa.

“Yo no vi nada”, aclaró Tomás Dotta, coordinador general del Museo Nacional de Arte Oriental, que tuvo su sede en el Decorativo hasta que se mudó en 2022 al Centro Cultural Borges.

No se refería a los robos sino a la leyenda de que el Palacio Errázuriz está habitado por el fantasma de “Mato”, el hijo de Matías Errázuriz y Josefina de Alvear, que murió de un disparo en un confuso episodio.

Claro que esas leyendas urbanas circulan también en el Bellas Artes, donde un guardia aseguró haber visto caminar a Manuelita Rosas por la sala donde cuelga su retrato realizado por Prilidiano Pueyrredón.

Los guías turísticos las mencionan al pasar por la puerta del Palacio Noel, sede del Museo Fernández Blanco, donde habría habido varias “apariciones”. Una de ellas junto a la fuente del jardín, donde en marzo de este año se realizó una polémica presentación con alto contenido sexual.

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