“La salud emocional implica un equilibrio en la capacidad de reconocer y gestionar las emociones sin que ellas nos dominen”
— Juan Martín Barbich, Coach ontólogico profesional.
Los tiempos que se viven actualmente no son de los más fáciles: pandemia de por medio y crisis de todo tipo: sociales, económicas y políticas. Son momentos donde las emociones están a flor de piel y lidiar con ellas, a veces cuesta más de lo que parece. Si bien se trata de factores externos a la persona, que la exceden y que por supuesto, no puede controlar, lo cierto es que en estos casos, la salud emocional juega un rol clave, para bien y para mal. Entonces, ¿cómo se puede hacer para estar en armonía y fortalecer la mente?
Juan Martín Barbich, Coach Ontológico Profesional, explica que la salud emocional implica un equilibrio en la capacidad de reconocer y gestionar las emociones “sin que ellas nos dominen”. Pero, ¿qué significa ello? Según el experto, las emociones son respuestas personales frente a un hecho neutro, “que me habilitan a realizar determinadas acciones y generar ciertos pensamientos”, agrega Barbich.
Para Harry Campos Cervera, médico especialista en psiquiatría, la salud emocional está ligada a la manera en que las personas reaccionan frente a algún hecho o estímulo. “Se relaciona con el tipo de respuesta que los individuos manifiestan ante las diversas situaciones que presenta la vida, y es allí cuando entra en juego la capacidad del ser humano en reaccionar de manera adecuada o no”, comenta el experto.
A su vez, amplía que hay que diferenciar entre el caos interno y propio de cada uno, y el que ocurre por fuera. “Con respecto a lo externo, no podemos hacer nada porque tiene que ver con hechos supremos que van más allá de nosotros, pero cuando se trata de cuestiones personales, hay muchos cambios que podemos generar empezando por la actitud con la que encaramos las cosas”, expresa Campos Cervera al tiempo que sugiere perseguir un propósito: “tener en claro dónde estoy parado, qué quiero y hacia dónde voy”.
Para Barbich, es clave tener la capacidad de reconocer las emociones y aprender a gestionarlas con una cuota de creatividad. “Por ejemplo, si me percibo enojado puedo gestionar ese enojo para poder disminuirlo y que no me lleve a tomar decisiones que no quiero”, explica el coach.
“Es importante tener un propósito, es decir, tener en claro dónde estoy parado, qué quiero y hacia dónde voy”. Harry Campos Cervera, médico especialista en psiquiatría
Sucede que de cara a este turbulento escenario emocional, el autocuidado se vuelve cada vez más importante y pasa a tener mayor protagonismo. Contar con dichas herramientas se vuelve moneda corriente para saber protegerse de los efectos de las crisis. Para ello, existen distintos tipos de ejercicios que se pueden hacer y poner en practica cada vez que se crea necesario y así devolverle a la mente una cuota de paz y serenidad, ya que, al igual que el cuerpo, al cerebro también se lo puede entrenar y sobre todo, dominar.
Claves para generar resiliencia y empoderarse
Marcos Apud, psicólogo y wellness coach, brinda seis claves para hackearse a uno mismo y generar resiliencia frente a situaciones adversas.
Postura corporal: las posiciones modifican nuestro laboratorio químico interno, a favor o en contra y hacen que la persona se sienta más fuerte, o en su defecto, vulnerable. “Podemos pasar de estar frágiles a sentirnos fuertes y aumentar los niveles de endorfinas y serotonina, las hormonas de la felicidad”, explica Apud. En este sentido, “la identidad depende de nuestra postura corporal”, afirma el piscólogo. Y entre las tácticas ideales para realizar frente a una situación adversa donde se necesita tener confianza y mostrarse seguro, recomienda: “hay que pararse como Wonderwoman: con la postura erguida y los puños cerrados apoyados en la cintura. Otra opción es levantar los brazos en forma de ´V´ durante dos minutos”.
Exposición a temperaturas extremas: “fortalece nuestra mentalidad resiliente al tiempo que tiene impacto en nuestra salud y sistema inmune”, explica Apud y alienta a darse una ducha fría de entre 25 segundos y 3 minutos después de un baño caliente, donde se debe arrancar por el pecho y después ir metiendo todo el cuerpo. “Esto genera resiliencia porque tenemos la percepción de hacer algo que antes nos daba miedo”, aclara.
Hacer algo nuevo o temido: cambia la autopercepción que cada uno tiene de sí mismo. “Se puede aprender un idioma nuevo o salir a la calle con ropa que nos resulta ridícula, De esta manera, vamos a atravesar el miedo a la no aceptación o al fracaso y se va la sensación de ´no me animo a´, fundamental para fortalecer la confianza”, comenta Apud.
Ponerse un desafío de entrenamiento físico: Apud comenta que siempre se puede dar un poco más “de lo que creemos que podemos”. De esta manera, se obliga a la persona a salir de su zona de confort y del “no puedo”, situación que según el psicólogo, eleva la confianza personal al darse cuenta que se pueden conseguir objetivos que se creían impensados.
Entrenar una comunicación asertiva: aprender herramientas como la oratoria o la programación neurolingüística implica adoptar un sistema de eficacia social. “Mejora nuestros vínculos y los hace mas nutritivos, enriquecemos a las personas que nos rodean y salimos de la introversión”, subraya Apud.
Superar adversidades: tomarlas como un desafío u oportunidad para aprender de manera continua: “todas las adversidades nos enseñan algo y nos permiten conocer una parte nuestra que quizás teníamos dormida”, comenta Apud.
En definitiva, son las situaciones de la cotidianeidad las que van a ir moldeando la personalidad de los individuos, y según Apud, su sabiduría y madurez emocional no tiene que ver con la edad cronológica, sino con los momentos de dificultad. “Si no atravesamos situaciones que nos angustien y nos den dolor, no vamos a crecer”, reflexiona y remarca la importancia de tomarlas como oportunidades para capitalizar el aprendizaje. “Los problemas son grandes maestros, resignificarlos y transformarlos en un desafío es el puntapié para el bienestar emocional”, concluye.