Daniel Ortega creía que había un grupo de monjas en el país rezando para que lo asesinaran, según un documento dado a conocer el lunes por el medio digital nicaragüense Confidencial, que tuvo acceso a notas diplomáticas filtrados por WikiLeaks.
Las notas revelan una conversación privada sostenida el 24 de abril de 2009 por el entonces embajador estadounidense en Nicaragua, Robert Callahan, y la anterior jefa de la Policía Nacional, Aminta Granera.
Según Callahan, Granera le dijo que Ortega estaba “completamente loco y que era una amenaza para el país”.
También le confió que Ortega creía que ella, como jefa policial, mantenía reuniones frecuentes con el embajador estadounidense para conspirar.
Con miedo
Callahan le sugirió a Granera reunirse en su casa, en el desayuno o el almuerzo, y la jefa policial dijo que no se atrevía porque eso alimentaría las sospechas de Ortega.
“Ortega además creía, aparentemente, que había un grupo de monjas viejas rezando para su asesinato y esto lo miraba como una acción amenazante”, según una nota del exembajador de EE. UU., fechada el 27 de abril de 2009, tres días después del encuentro con Granera.
Ese documento forma parte de una filtración de 1.432 cables sobre Nicaragua que publicó WikiLeaks, que corresponden al período de 2006 al 2010, explicó Confidencial.
El medio de comunicación nicaragüense tuvo acceso a esa información justo cuando Ortega ordenó la expulsión de las monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la madre Teresa de Calcuta y quienes abandonaron el país el 6 de julio de Nicaragua luego que las autoridades disolvieran su asociación benéfica.
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El documento diplomático filtrado por WikiLeaks no identifica a que órdenes religiosas pertenecían las monjas, sólo que se trataba de un “grupo de monjitas muy mayores”.
Las misioneras de la Caridad se trasladaron a Costa Rica, donde fueron muy bien recibidas por autoridades católicas y estudian la posibilidad de instalarse en Cañas, Guanacaste.
Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha hecho más fuerte después de las elecciones generales del 7 de noviembre del 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales rivales en prisión.
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Aquellos comiicios fueron vistos desde el inicio como un fraude.
Ortega, de 76 años, lleva 15 años y 5 meses consecutivos en el poder.