Quito, Ecuador
AFP
Una nueva especie de rana de cristal descubierta en Ecuador, de las pocas que dejan ver su rojo corazón latiendo, pasó unos 20 años conservada en formol hasta que Facebook la llevó a la fama.
La diminuta Hyalinobatrachium yaku, encontrada por primera vez en la Amazonia ecuatoriana en 1998 pero descrita para la ciencia en mayo pasado, es una rareza en la familia de las ranas de cristal, distinguidas por su piel ventral transparente.
Este anfibio que alcanza un tamaño de hasta 22 milímetros está entre las 15 especies, de las 153 registradas de este tipo, que muestran su corazón. Las demás tienen ese órgano cubierto por una membrana blanca que lo protege de la luz.
"Apenas el 0,2% de las especies de anfibios (7.644) muestran el corazón rojo y todas ellas están en el género Hyalinobatrachium", explicó Juan Manuel Guayasamín, biólogo de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) que participó en la investigación.
En un laboratorio de la USFQ está el primer ejemplar hallado de esta rana. Pálido por el paso de los años y por acción del formol, el espécimen reposa dentro de un frasco junto a otros anfibios.
Aunque genéticamente tiene similitudes con otra especie de rana de cristal, su canto de larga duración y mayor frecuencia la distinguen. Además, se diferencia por tener en el dorso manchas verdes como gotas de acuarela.
Su transparencia, que aún no ha sido ampliamente estudiada, podría ser un mecanismo para despistar a depredadores. "La otra posibilidad es que energéticamente sea más eficiente el tener un vientre transparente, en cuanto no se requiere sintetizar elementos que produzcan opacidad corporal", señaló Guayasamín.
"Esta ranita representa la importancia del agua y la conservación del recurso", dicen los expertos, agregando que la especie depende de ríos limpios para sobrevivir y reproducirse.
La deforestación, los asentamientos humanos, la construcción de carreteras y el impacto de la actividad petrolera y minera ponen en riesgo a esta nueva especie, pues destruyen los bosques nativos.
Dado que las ranas tienen una piel delgada que les permite respirar son susceptibles a cualquier cambio ambiental. "Eso provoca que los anfibios se extingan súper fácil", apuntó el experto, al destacar que estos animales son "buenos indicadores" de los efectos del daño ambiental.
Con la Hyalinobatrachium yaku, Ecuador, uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, suma en su lista un total de 587 especies de ranas.