Hay ocho hábitos saludables que pueden alargar la vida 20 años más que la esperanza que se tenía al llegar a los 40. Este dato es el resultado de un estudio en un grupo de personas, que demostró que aquellos que cambiaron sus costumbres contrajeron menos enfermedades crónicas.
La investigación Impacto de 8 factores del estilo de vida en la mortalidad y la esperanza de vida entre los veteranos de Estados Unidos: el Programa Millón de Veteranos, se aplicó a 700 mil veteranos estadounidenses y se encontraron valiosos hallazgos.
Desde la perspectiva de los expertos, las personas que adoptan cambios saludables en la mediana edad pueden esperar vivir sustancialmente más que aquellos con pocos o ninguna de estas costumbres. Lo mejor que se puede hacer para alargar la vida es: Ser físicamente activo, no tener adicción a los opioides, no fumar, controlar el estrés, tener una buena alimentación, no beber en exceso con regularidad y tener una buena costumbre del sueño.
Además, tener relaciones sociales positivas. A medida que las personas cambian más hábitos, más crece la esperanza de vida.
Los resultados muestran que los hombres que tienen los ocho hábitos a los 40 años vivirán un promedio de 24 años más que los hombres que no tienen ninguno.
Por el lado de las mujeres, una mejora sustancial en esas costumbres implicaría 21 años adicionales de lo previsto.
“Los hallazgos de nuestra investigación sugieren que adoptar un estilo de vida saludable es importante tanto para la salud pública como para el bienestar personal. Cuanto antes, mejor, pero incluso si solo haces un pequeño cambio a los 40, 50 o 60 años, sigue siendo beneficioso” , dijo Xuan-Mai Nguyen, miembro del equipo que hizo el trabajo.
Para el estudio, los científicos utilizaron datos de registros médicos y cuestionarios recopilados entre 2011 y 2019 de 719.147 personas inscritas en el programa Millones de Veteranos. El documento se realizó a nivel nacional y el análisis incluyó información de personas entre 40 y 99 años e incluyó 33.375 muertes durante el seguimiento.
Lo que más afecta a la calidad de vida es la baja actividad física, el uso de opioides y el tabaquismo. Todos estos factores se asociaron con alrededor de un 30% a 45% más de riesgo de muerte durante el período del estudio. Por otro lado, el estrés, el consumo excesivo de alcohol, la mala alimentación y el mal sueño aumentan el 20% el riesgo de fallecer, mientras que la falta de relaciones sociales positivas lo hace en un 5%.
Los hallazgos trazan una línea de causalidad entre los factores de un mal estilo de vida y la aparición de enfermedades crónicas como: la diabetes tipo 2 y las cardíacas que provocan discapacidad prematura y muerte. Pero a su vez, los resultados pueden ser utilizados para plasmar en qué grado las elecciones que se hacen colaboran con la mejora de la esperanza de vida.
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Nguyen también sostuvo que “la medicina del estilo de vida tiene como objetivo tratar las causas subyacentes de las enfermedades crónicas más que sus síntomas”. De esta manera se puede proporcionar una vía potencial para alterar el curso de los costos de atención médica, a los cuales consideró “cada vez mayores”.
Algo que sucedió en el seguimiento de los voluntarios fue que, a medida que fueron envejeciendo, el aumento estimado en la esperanza de vida al adoptar los ocho factores disminuyó, aunque siguió como significativo. Por lo tanto, los investigadores consideran que a cualquier edad que se comience los cambios de rutina se puede lograr algo favorable.