“Cuando lo conduces, tienes la impresión de volar”: Himzo Beganovic siempre quiso estacionar un Fórmula 1 delante de su casa... Hasta que encontró un anuncio y se compró un monoplaza, el único existente en Bosnia-Herzegovina.
Este modesto mecánico, de 36 años, amante de la velocidad, fue expresamente a Sarajevo a buscar su monoplaza, decorado con los colores rojos de Ferrari y construido durante dos años por un compatriota, respetando al máximo las dimensiones y el diseño de un verdadero F1.
“Siempre deseé tener un Fórmula 1, aparcarlo delante de casa y poder salir a dar una vuelta de tanto en tanto”, explica Beganovic, que vive en Kljuc, al noroeste del país, y a quien todos conocen como Zizi.
No contento con haberse comprado una réplica, algo rudimentaria, de un F1, Zizi ya planea hacer cambios para mejorar un chuzo capaz de alcanzar los 200 km/h.
Para empezar, quiere cambiar el motor actual, un diésel de 1.600 cm3 de un Golf, por otro de un Audi de gasolina de 2.800 cm3, además de instalar una caja de cambios automática y neumáticos más parecidos a los de la F1.
Fan de Schumacher
“Cuando conduces el Fórmula 1, tienes la impresión de volar. Estás pegado al suelo... pero le falta algo de sonido, un motor más potente, para que parezca más real”, explica.
“Es el único en Bosnia. A veces me lo llevo a otras zonas del país. La genes viene, toma fotos, me hace preguntas. El sentimiento es indescriptible”, dice con orgullo este fanático de Michael Schumacher, el piloto alemán que ganó siete títulos entre 1994 y 2004, cinco de ellos con Ferrari.
Como homenaje a Schumacher, que sufrió un grave accidente de esquí en 2013, Beganovic quería su F1 del mismo rojo que el de Ferrari.
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“Cuando juntas un motor alemán con el ingenio bosnio, se obtiene un auto italiano”, bromea.