Roma, Italia
AFP
El próximo domingo hay elecciones legislativas en Italia, pero más allá de ellas, conozca las curiosidades de este pueblo que va a las urnas, empezando por su pasión por la pizza.
–Es verdad que los italianos hablan con las manos, gritan y conversan todos al mismo tiempo y aman la pasta y la pizza. Pero también es verdad que son los reyes para prepararla. Consumen cerca de 26 kg por persona al año, según la Asociación de Industrias italianas de Pastas (Aidepi). Sin embargo son los estadounidenses los mayores consumidores de pizza: 13 kg por persona.
Pero lo que jamás un italiano hará es ofrecerte pizza con piña, un insulto para su gustada gastronomía.
–Aunque el café no se bebe todo el día, hay que tener una memoria de elefante para servir esa bebida a un grupo de italianos en un bar.
“Café lungo” (con más agua de lo normal), “ristretto” (estrecho), “corretto” (con licor) “macchiato” (con una gota de leche), “marocchino” (con un poco de cacao), “salentino” (con un cubito de hielo), “doppio” (doble), “con panna (con crema de leche), “schiumato” (con espuma de leche al vapor) ...
La elección no sólo es amplia, también hay que tener en cuenta en qué servirlo: en taza grande, pequeña, o en vaso de vidrio. Como en la política.
–Durante los años treinta del siglo pasado, el régimen fascista lanzó una campaña de italianización, en contra de todo anglicismos y préstamos lingüísticos. A pedido del mismo dictador Benito Mussolini se erradicaron numerosas palabras extranjeras y hasta los nombres y apellidos eran traducidos. Así que los italianos escuchaban fascinados a Beniamino Buonuomo y Luigi Braccioforte, nada menos que Benny Goodman y Louis Armstrong y en vez de “sandwishes” siguen comiendo “tramezzini” y los clásicos personajes de Disney, Mickey y Donald, son recordados con los populares nombres de Topolino y Paperino.
–No todos los italianos llevan lentes de sol ni cantan “Oh sole mio”, pero con seguridad festejan la llegada del Año Nuevo comiendo a medianoche una pata deshuesada de cerdo con lentejas para garantizar que no falte dinero en el año que llega. En un país tan supersticioso, donde incluso los más educados evitan pasar por debajo de una escalera o que un gato negro cruce por el camino, no se pone en duda lo racional ni lo sobrenatural.
–Como los psicoanalistas, los italianos del sur, en particular los napolitanos, son expertos en interpretar los sueños. Cada objeto, cada evento, cada persona que aparece en forma de sueño corresponde a un número con el que supuestamente el soñador podrá acertar los números de la suerte. Es una tradición que tiene orígenes griegos, con la costumbre helénica de la interpretación de los sueños. Se llama la “smorfia”. Y si sueñas con los cabellos de una mujer tienes que marcar el 55, si se te aparece San Antonio, el 13, si amas a un futbolista, el 43... En total hay 90 números.
La página web de Lottomatica, la empresa del juego de azar, tiene una página especial con el diccionario para identificar el número que corresponde al sueño. La suerte está echada.