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La elefanta Leidy fue famosa en Colombia, y más allá, porque vivió en la Hacienda Naṕoles, la enorme propiedad de Pablo Escobar en Antioquia.
El narcotraficante tuvo en ese sitio un zoológico privado con animales que había mandado comprar de diferentes países.
Leidy murió en el 2012, pero sigue en la memoria de muchos.
En diciembre del 2021 empezó la exhumación de sus huesos, enterrados en el hoy llamado Parque Temático Hacienda Nápoles y su osamenta es cuidadosamente reparada en la Clínica Veterinaria de la Corporación Universitaria Remington, en Antioquia.
“Hay dos laboratorios, el forense y el de morfología, y entre ambos hacemos la reparación, acomodamiento, limpieza e identificación de todas las piezas”, detalló Julio Aguilar, decano de la Facultad de Medicina Veterinaria.
Gran trabajo
La tarea no es fácil. Son 220 huesos los que tienen estos animales y Leidy requirió tratamiento especial porque llevaba más de una década bajo tierra.
Los huesos se llenaron de materia que no era propia del animal, sino del suelo y ahora los expertos deben limpiarlos muy bien.
Los profesionales recuperaron el 97 por ciento de las piezas, pero no todas estaban en buen estado, pues la elefanta tenía 71 años y sus huesos no estaban del todo bien.
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Los médicos tienen en su poder media tonelada (500 kilos) de huesos. La tarea ahora se concentrará en los más grandes, como la pelvis, las escápulas y la cabeza. Esta última tenía varias fracturas.
¿Y por qué desenterrar a Lady? Además de objetivos científicos por parte de esta universidad, el Parque Hacienda Nápoles, propietario de esta elefanta, busca que sea reconstruida y exhibida en ese lugar.
Luego de que los huesos estén catalogados, limpiados y reconstruidos, se armará el esqueleto como en los grandes museos del mundo.
“Esperamos que antes de octubre terminemos la fase restauración y proponer la estructuración y armado de las piezas”, agregó Aguilar.
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De ser un hecho, Leydi volvería a la “vida”, a los ojos de los espectadores que por tres décadas la visitaron en el zoológico de Medellín (donde también estuvo), pero esta vez en huesos contará su historia, que arrancó en 1981, cuando fue donada por un empresario, quien previamente la había adquirido del Circo Modelo, de Bogotá.
Fueron 31 años de estadía hasta que su vejez y la enfermedad apagaron su vida. Ahora se reconstruye con la fuerza y la blancura de sus huesos para que la aprecien y la recuerden.
