Una revista científica sugiere que los 761,86 billones de kilogramos de edificios de la ciudad están causando que la ciudad descienda, con algunos vecindarios más rápido que otros.
Desde los imponentes rascacielos del distrito financiero hasta los lujosos edificios que adornan el horizonte de los neoyorquinos, la ciudad de Nueva York se enorgullece de su imponente arquitectura. Sin embargo, según una nueva investigación citada por el New York Post, el peso acumulado de estos edificios emblemáticos podría estar provocando el hundimiento de la Gran Manzana, sumergiéndola cada vez más en los cuerpos de agua circundantes.
Un estudio realizado por oceanólogos de la Universidad de Rhode Island y un investigador del Servicio Geológico de EE. UU., publicado en la revista científica Earth’s Future, revela que los más de un millón de edificios de Nueva York ejercen una presión significativa sobre el suelo compuesto por arcilla, arena y hendiduras que se encuentra debajo de las calles de la ciudad. Se estima que el peso acumulado de estos edificios alcanza los 761,86 billones de kilogramos.
Según los investigadores, la tasa de hundimiento promedio de Nueva York oscila entre uno y dos milímetros por año, aunque ciertas áreas como el Bajo Manhattan, Brooklyn y Queens muestran una mayor propensión a un riesgo de hundimiento más elevado. Esto se debe, hasta cierto punto, a que gran parte de estos barrios se encuentra a solo uno o dos metros sobre el nivel del mar, lo que aumenta la vulnerabilidad de la ciudad frente al cambio climático.
Aunque pueda parecer insignificante a simple vista, el descenso gradual plantea serios problemas para las ciudades costeras en el futuro, según advierten los autores del estudio. La combinación del hundimiento tectónico y antropogénico, el aumento del nivel del mar y la intensificación de los huracanes representa un desafío acelerado para las zonas costeras y ribereñas.
Los expertos también señalan que el hundimiento de la ciudad podría exacerbar el impacto de eventos climáticos extremos, como el huracán Sandy en 2012, cuando las inundaciones afectaron gravemente a Nueva York. Además, existe evidencia que sugiere que los gases de efecto invernadero están contribuyendo al aumento de la frecuencia de los huracanes en la región, lo que agrava aún más la situación.
La integridad estructural de los edificios también está en riesgo debido a la exposición repetida de los cimientos al agua salada, que puede corroer el acero de refuerzo y debilitar el concreto. Los investigadores advierten que las tormentas severas son ahora más probables que nunca debido al cambio climático y que la ciudad de Nueva York debe tomar medidas urgentes para abordar este problema.
A pesar de la evidencia y los riesgos presentados por esta investigación, muchos proyectos inmobiliarios en la ciudad no están tomando en serio esta situación. Se estima que el 90% de las estructuras en las áreas de riesgo de inundación posterior a Sandy no cumplen con los estándares de construcción adecuados para hacer frente a los desafíos del hundimiento y las inundaciones.
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Según el geólogo Tom Parsons, quien lidera la investigación en el Servicio Geológico de Estados Unidos, la ciudad de Nueva York se encuentra en una posición de extrema vulnerabilidad debido al hundimiento gradual que experimenta. En total, una población de 8,4 millones de personas se enfrenta a diferentes niveles de peligro debido a las posibles inundaciones futuras.