El afroestadounidense Albert Woodfox, un exmilitante de los Black Panthers que pasó 43 años detenido bajo aislamiento, murió el jueves, seis años después de haber salido de la cárcel, informó su abogado.
Como recluso pasó más de cuatro décadas solo en una celda minúscula por un asesinato que siempre negó, convirtiéndose en el símbolo de los fallos del mundo carcelario estadounidense.
Murió con 75 años por complicaciones relacionadas con el covid-19, afirmó su abogado George Kendall.
Condenado por robo a mano armada, Albert Woodfox estaba recluido en el centro penitenciario de Angola, una prisión de Luisiana con una reputación siniestra, cuando un guardia blanco murió durante un motín.
Acusado de este asesinato a pesar de que él lo negaba, fue puesto en régimen de aislamiento en 1972, al igual que otros dos presos, Herman Wallace y Robert King.
Los tres hombres eran entonces militantes de los Black Panthers, un movimiento radical contra la discriminación racial de los años 60 y 70 en Estados Unidos.
Apodados “los tres de Angola”, permanecieron detenidos bajo aislamiento durante décadas, a pesar de las campañas a su favor, sobre todo de Amnistía Internacional.
Altera el cerebro
Robert King fue liberado en 2001 y Herman Wallace en 2013, pero murió tres días después de cáncer. Albert Woodfox quedó en libertad en 2016.
La detención en régimen de aislamiento equivale a estar solo en una celda pequeña 23 horas al día. Actualmente hay unos 80.000 presos en esta situación, y muchos de ellos ya llevan así años.
Los defensores de una reforma del sistema penitenciario lo consideran un trato inhumano. Varias investigaciones demuestran que privar a una persona de estimulación visual, interacción, luz natural o actividad física puede alterar la estructura de su cerebro en pocos días.