La vida de Victoria Hill, residente de los suburbios de Connecticut, en Estados Unidos, dio un giro inesperado luego de realizarse un análisis genético. Lo que comenzó como una simple inquietud sobre su identidad reveló una historia marcada por el engaño y el dolor.
Desde hacía años, Hill había notado diferencias evidentes con respecto al hombre que la crió. No solo se trataba de rasgos físicos, sino también de discrepancias en el carácter y la forma de ser. Esa sensación de no encajar del todo la impulsó a buscar respuestas más allá de lo evidente, recurriendo a una prueba de ADN.
La enfermedad que encendió las alarmas
La decisión de someterse a ese examen genético no fue repentina. En declaraciones a ‘CNN’, Hill explicó que “estuvo enferma durante un largo periodo” y, al evaluar su situación médica, notó que “ninguno de sus padres, a lo largo de su vida, habían sufrido algunos de esos síntomas”. Esa señal fue suficiente para profundizar en su historia biológica.
Tras enviar sus datos a una empresa especializada en genómica, los resultados llegaron semanas más tarde con un primer dato que la desconcertó: tenía no uno, sino 22 hermanos. La sorpresa fue solo el comienzo de una secuencia de revelaciones que cambiarían su vida para siempre.
Descubrimiento devastador
En medio del proceso de reconstrucción de su historia familiar, Hill descubrió que el hombre con quien creció no era su padre biológico. En realidad, su progenitor era Burton Caldwell, un médico especializado en fertilidad que, sin consentimiento alguno, utilizó su propio esperma para concebirla.
Este hecho no solo rompió su percepción de la verdad familiar, sino que también reveló un episodio profundamente perturbador en la vida de su madre. Caldwell, aprovechando su posición profesional, engañó a la mujer que confiaba en él para recibir una muestra anónima, sin informarle que la donación provenía de él mismo.
“Todo esto me traumatizó”, confesó Hill a ‘CNN’. La magnitud de la revelación fue tal que la afectó de manera emocional al punto de desconfiar de cada rostro que ve: “Ahora miro fotos de gente pensando: ‘Si él pudo ser mi hermano, cualquiera podría ser mi hermano’”.
Una relación amorosa con su medio hermano
El asombro se intensificó cuando, al continuar reconstruyendo su árbol genealógico, Hill identificó a uno de sus nuevos hermanos como su expareja. Habían mantenido una relación sin saber que compartían el mismo padre biológico y, según relató, estuvieron cerca de casarse.
Este acontecimiento alarmante fue calificado como inédito por profesionales del derecho y expertos en fertilidad. “Es la primera vez que tenemos un caso confirmado de alguien que tiene relaciones íntimas con alguien que es su medio hermano”, señaló Jody Madeira, profesora de Derecho en la Universidad de Indiana, en declaraciones a ‘CNN’. Madeira es una especialista reconocida en casos de fraude reproductivo.
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Indignación y falta de regulación
A raíz de este episodio, surgieron nuevamente cuestionamientos sobre el control y la transparencia en las prácticas de fertilidad. Eve Wiley, defensora de los derechos de las personas concebidas por donación, remarcó con contundencia: “Los salones de manicura están más regulados que el sector de la fertilidad”.
El caso de Hill vuelve a encender las alarmas sobre una problemática que afecta a numerosas personas en todo el mundo. Según informó ‘CNN’, en años recientes se multiplicaron las denuncias relacionadas con engaños similares.
Entre los reclamos más frecuentes se encuentran la existencia de decenas de hermanos sin conocerse, la participación de médicos en prácticas no éticas, la imposibilidad de contactar al padre biológico y la falta de información médica clave sobre la familia genética.