Un médico vivió una experiencia que transformó por completo su vida. Durante el proceso para obtener la ciudadanía portuguesa, João Dias descubrió secretos ocultos de su pasado que lo llevaron a reconstruir su historia y reencontrarse con su madre biológica después de casi tres décadas.
João creció en Guarapuava, en Paraná de Brasil, y desde pequeño tuvo dudas sobre su origen. Aunque en múltiples ocasiones preguntó a sus padres si era adoptado, estos siempre negaron la posibilidad.
Con el paso de los años, João se graduó en medicina y se trasladó a Curitiba. Sin embargo, en 2023, al buscar la ciudadanía portuguesa por ascendencia, nuevos documentos revelaron detalles que reavivaron sus sospechas.
El certificado de matrimonio de sus padres, necesario para el trámite, desveló que su madre estaba divorciada, un hecho que nunca mencionó. “La primera sensación fue de gran confusión”, relató João.
Decidido a llegar al fondo del asunto, compartió su historia en redes sociales, con la esperanza de que alguien pudiera ayudarle a resolver el enigma. Al revisar otros documentos, encontró más inconsistencias que lo llevaron a confrontar nuevamente a sus padres adoptivos.
“Todo esto es muy extraño. Tengo razones para creer que no soy su hijo biológico. Así que respondan, ¿lo soy o no?”. Sin embargo, sus padres rechazaron la idea y se negaron a realizarse una prueba de ADN.
La confirmación de una adopción ilegal
Fue en las redes sociales donde comenzaron a llegar respuestas. Una de las personas que contactó con João fue su tía paterna, quien confirmó las sospechas: “Cuando una de estas personas vino a hablar conmigo, me dijo: ‘Sí, João, realmente eres adoptado. Yo fui quien les dije que adoptaran, porque llevaban mucho tiempo intentando tener hijos’”. También, la hermana de su padre adoptivo corroboró que había sido adoptado ilegalmente.
Con esta revelación, el joven médico inició una exhaustiva búsqueda de sus padres biológicos, apoyándose en pruebas genéticas y las redes sociales para reconstruir su árbol genealógico.
La búsqueda de los padres biológicos
Un laboratorio de genética comparó su ADN con más de 400.000 perfiles, rastreando posibles familiares hasta identificar nombres de sus tatarabuelos. A través de este proceso, João logró vincularse con un hombre que lo relacionó con su posible padre biológico, quien residía en Novo Xingu, en Rio Grande do Sul. Una prueba de ADN confirmó el parentesco.
“Cuando vi el resultado, simplemente me puse la mano en la cabeza, así que no reaccioné mucho”, explicó João.
El siguiente paso era encontrar a su madre biológica. Su padre le ofreció pistas sobre una relación pasada, lo que lo llevó a localizar a Lucinéia y su madre, Ana María, en Apucarana.
“‘Mamá, hay alguien que te está buscando. Dice que es tu hijo’. Cuando dijo eso, sentí como si me levantara del sofá, estaba flotando, ¿sabes? Y todavía tiene el mismo nombre que yo quería, que elegí para él”, expresó Ana María.
Ana recordó cómo, días antes del parto, una enfermera en el hospital de Guarapuava la obligó a entregar al bebé a una pareja. “Me sentí más asquerosa. Ya sabes, cuando tomas dinero pensando que... vendí a mi hijo. Eso es lo que pensé”, confesó.
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El emotivo reencuentro
Tras 28 años de separación, João y su madre biológica finalmente se reunieron. Ambos se sometieron a una prueba de ADN que confirmó el parentesco.
El médico expresó su deseo de cambiar su apellido: “Quiero cambiar mi nombre. Lamentablemente, mi apellido Dias se ha convertido en sinónimo de violencia en mi vida. La adopción no es un problema, adoptar es hermoso. Pero mentir sobre toda la vida de alguien es un delito. La adopción ilegal priva a los niños de sus derechos”.
Por su parte, los padres adoptivos de João rechazaron ofrecer declaraciones, pero su abogado, Marinaldo Ratter, habló en su representación: “João se queda en la puerta de esa casa y es acogido por esa familia. La familia ni siquiera conoce a la familia biológica de João ni a la persona que entregó a João para adoptarlo”.
Aunque registrar como propio al hijo de otra persona constituye un delito, el abogado aseguró que el silencio se debió al temor de perder el afecto de João. “Evitaron decírselo porque, para su familia, él solo tiene una familia: la familia que lo crió, que le dio amor y que lo acogió en su casa”.