La indignación en Estados Unidos por la muerte hace una semana de George Floyd, un ciudadano negro, a manos de un policía blanco sigue viva y continúan las protestas, con algunos disturbios, pese a que muchas localidades impusieron un toque de queda este domingo.
En la capital Washington, se registraron disturbios en las inmediaciones de la Casa Blanca con algunos destrozos, fuegos encendidos por los manifestantes, banderas estadounidenses en llamas y muros pintados con consignas contra la policía.
En un momento en que el país enfrenta una ola de manifestaciones no vista desde la década de 1960, durante la lucha por los derechos civiles, queda para recuerdo la imagen de la Casa Blanca a oscuras y el presidente Donald Trump alojado en el búnker de seguridad.
Las protestas ante la Casa Blanca se recrudecieron el domingo después de tres días de manifestaciones. La policía empleó gas lacrimógeno y granadas aturdidoras contra una multitud de más de mil personas, que coreaban lemas al otro lado de la calle, en el Parque Lafayette. La multitud salió corriendo y apiló señales de tráfico y vallas de plástico para prender una gran hoguera en una calle cercana. Algunos quitaron una bandera estadounidense de un edificio y la lanzaron a las llamas.
Desde Nueva York a Los Ángeles, pasando por Filadelfia a Seattle, durante el fin de semana decenas de miles de estadounidenses salieron a marchar para denunciar la brutalidad policial, el racismo y las desigualdades que sufren las minorías.
Estas protestas se producen en un momento en que más de 100.000 personas han muerto en Estados Unidos por el nuevo coronavirus, y en que las medidas tomadas para mitigarlo han dado un fuerte golpe a la economía en un año electoral.
La epidemia ha tenido un impacto devastador en la comunidad negra y algunos estudios muestran que esta población sufre una mortalidad hasta tres veces más que la de los blancos.
En Washington, la protesta comenzó el domingo con una marcha pacífica en la que cientos de personas marcharon desde la Universidad de Howard, un bastión de la cultura negra en Estados Unidos, hasta la Casa Blanca gritando "No puedo respirar", las últimas palabras de George Floyd.
Toda la Guardia Nacional de Washington D.C. -unos 1.700 soldados- fue desplegada para ayudar a controlar las protestas, según dos funcionarios del Departamento de Defensa que insistieron en mantener el anonimato porque no estaban autorizados a comentar el asunto de forma pública.
A medida que las protestas aumentaron de dimensión, el presidente Donald Trump retuiteó al comentarista conservador Buck Sexton, quien pidió “fuerza abrumadora” contra los manifestantes violentos.
Durante la noche, y pese a que la alcaldesa de la ciudad, Muriel Bowser, decretó un toque de queda a partir de las 11 p m., se registraron algunos desórdenes.
Este lunes la medida fue prolongada por dos días más y adelantada cuatro horas, a partir de las 7 p. m., anunció Bowser.
En Filadelfia y en Nueva York y también en Santa Monica, un barrio acomodado de las afueras de Los Ángeles, hubo algunos saqueos.
En Minneapolis, donde se produjo la muerte de George Floyd, la jornada transcurrió con menos incidentes q
ue las anteriores, después de que las autoridades desplegaran un dispositivo excepcional.
Sin embargo, el domingo un camión entró a calle donde se desarrollaba la manifestación --cuyo tránsito estaba cortado-- y avanzó a gran velocidad provocando miedo entre los presentes, sin que hubiera reportes de heridos.
En total más de 150 personas fueron detenidas por infracciones al toque de queda.
Balas de goma
El presidente Donald Trump condenó la muerte de Floyd, pero también se refirió a los manifestantes como "matones" y culpó a la "izquierda radical" de las movilizaciones y señaló a su probable rival en noviembre, el demócrata Joe Biden.
Una de las medidas adoptadas por el gobierno de Donald Trump fue designar
al grupo antifascista Antifa como una organización “terrorista”.
Además, el presidente Donald Trump les pidió a gobernadores mano dura contra protestas, diciéndoles: “La mayoría de ustedes son débiles.”
El domingo cerró un accidentado fin de semana en el que las autoridades locales y estatales desplegaron a miles de soldados de la Guardia Nacional, impusieron estrictos toques de queda y cerraron sistemas de transporte público.
La difusión de las imágenes que muestran a Floyd en el suelo con la rodilla de un policía en el cuello rogando al policía que lo deje ir atizaron las protestas que se multiplicaron en más de 140 localidades.
En muchas protestas, los manifestantes se pusieron de rodillas, un gesto popularizado por los deportistas para denunciar la violencia policial que sufren los negros en Estados Unidos.
Varios videos mostraban a policías en Santa Cruz, California, Nueva Jersey y Michigan haciendo el mismo gesto para entablar un diálogo con los manifestantes.
Pero en otra docena de ciudades la tónica fue el despliegue de unidades antidisturbios y de efectivos de la Guardia Nacional. Esta respuesta de seguridad estuvo acompañada del uso de vehículos blindados para transportar a las tropas, el uso de gas lacrimógeno y balas de goma.
Los abusos policiales contra la población negra se repiten cíclicamente en Estados Unidos.
"Cada vez que lo pienso, tengo lágrimas en los ojos porque es como si viniera mi hijo desde su tumba para decirme todavía lo están matando", dijo este lunes a la cadena CNN, Gwen Carr, madre de Eric Garner, un joven que murió cuando un policía blanco lo ahorcó para arrestarlo en 2014.
- "Estamos cansados de que esto se repita" -
El exvicepresidente Joe Biden, que probablemente será el candidato de los demócratas para enfrentar a Donald Trump en noviembre, dijo el domingo que Estados Unidos "es una nación que está con dolor".
"Somos una nación enfurecida, pero no podemos dejar que nuestra rabia nos consuma", agregó Biden, que es el único contendiente del campo demócrata para enfrentar a Trump en las elecciones del 3 de noviembre, pero aún tiene que ser nominado formalmente en la convención partidista.
El agente procesado por la muerte de George Floyd, a quien se le imputaron cargos por homicidio involuntario, debía comparecer este lunes contra el tribunal, pero esta audiencia fue aplazada.
"Tenemos hijos negros, hermanos negros, amigos negros y no queremos que mueran", dijo en Saint-Paul a la AFP Muna Abdi, una manifestante negra de 31 años.
“Estamos cansados de que esto se repita, esta generación no lo va a permitir”.
Entretanto un policía en Fort Lauderdale fue suspendido al difundirse un video en que aparece lanzando al piso a una mujer arrodillada en las protestas del domingo.
Los colegas del oficial inmediatamente lo alejaron de la mujer y a otro lado de la calle. El alcalde Dean Trantalis informó a reporteros que el oficial fue suspendido mientras se desarrolla una investigación. No dio el nombre del policía.
“Si se llega a confirmar que actuó inapropiadamente, habrá de inmediato medidas disciplinarias. No aceptamos ese tipo de conducta ... pensamos que esto jamás debió oc ocurrir”, declaró Trantalis el domingo por la noche.
Pese a todo, muchas manifestaciones derivaron en violencia cuando los manifestantes arrojaron piedras y bombas incendiarias contra la policía en Filadelfia, encendieron una hoguera cerca de la Casa Blanca y fueron recibidos con gas lacrimógeno y aerosol de pimienta en Austin y otras ciudades. Siete policías de Boston fueron hospitalizados.
En algunas ciudades, los ladrones allanaron tiendas y se llevaron todo lo que pudieron cargar, dejando a los propietarios, muchos de los cuales estaban reabriendo sus negocios tras los cierres por el coronavirus, la tarea de limpiar los cristales rotos.
En otras, la policía intentó rebajar la tensión arrodillándose en solidaridad con los manifestantes, al tiempo que mantenía un amplio despliegue por seguridad.
Al menos 4.400 personas fueron detenidas en los días de protestas, según un conteo de The Associated Press. Los cargos iban desde robos y cortes de autopistas a incumplir toques de queda.
Sin embargo, miles de personas siguieron marchando de forma pacífica en Phoenix, Albuquerque y otras ciudades, y algunos pidieron el final de los incendios, el vandalismo y los robos, afirmando que socavan sus demandas de justicia y reformas.
En el centro de Atlanta, las autoridades lanzaron gas lacrimógeno para dispersar a cientos de manifestantes. La alcaldesa, Keisha Lance Bottoms, dijo que dos agentes habían sido despedidos y tres relegados a labores administrativas tras la difusión de un video en el que se veía a agentes rodeando un auto el sábado y utilizando pistolas eléctricas contra el hombre y la mujer que iban dentro.
En el centro de Los Ángeles, una camioneta de la policía aceleró hacia varios manifestantes en una calle, derribando a dos personas. Los manifestantes se levantaron y corrieron hacia la vereda. En la cercana Santa Mónica, cerca de una manifestación pacífica, un grupo irrumpió en varias tiendas y robó objetos como zapatillas y sillas plegables. En un restaurante al otro lado de la calle se produjo un incendio.