Después del nacimiento de su tercer hijo, Holly Pardue experimentó un sangrado persistente. Al consultar a los médicos, le aseguraron que se trataba de un efecto normal del posparto causado por el estrés y los cambios hormonales.
Sin embargo, su intuición le indicaba que algo más sucedía. Luego de insistir en realizarse pruebas adicionales, le diagnosticaron cáncer cervicouterino en una etapa avanzada.
En enero de 2023, Holly notó que el sangrado no se detenía después de seis semanas de haber dado a luz. Consultó con un especialista en dos oportunidades y le recetaron anticonceptivos, afirmando que la causa era hormonal. También le recomendaron descansar mejor y realizar caminatas para aliviar el malestar.
A pesar de estas indicaciones, ella tenía la sensación de que su condición requería mayor análisis. “Para mí, el sangrado ocurría por una razón y quería saber cuál era esa razón”, expresó. Solicitó una nueva cita, aunque los resultados previos en 2023 habían sido normales. Fue en ese momento cuando los especialistas comenzaron a sospechar que podía tratarse de cáncer.
Inicialmente, le dijeron que se encontraba en una fase temprana, pero exámenes posteriores confirmaron que la enfermedad se había extendido a los ganglios linfáticos de la pelvis y la cadera. Finalmente, el 17 de julio de 2024 recibió el diagnóstico definitivo: cáncer cervicouterino en etapa 3.
“Sentí que me habían dado una sentencia de muerte”, recordó. “Al salir del hospital intenté mantenerme fuerte, pero al cerrar la puerta del coche me derrumbé”. Su pareja intentó calmarla, pero la incertidumbre era inevitable.
¿Qué es el cáncer cervicouterino?
El cáncer cervicouterino se origina cuando las células del cuello uterino comienzan a crecer de manera descontrolada. Esta zona conecta el útero con la vagina y, según Mayo Clinic, la mayoría de los casos están relacionados con ciertas cepas del virus del papiloma humano (VPH), una infección común transmitida por contacto sexual.
Aunque la vacuna contra el VPH ha sido clave en la reducción de casos, no elimina por completo el riesgo, por lo que los controles médicos periódicos siguen siendo esenciales.
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En sus etapas iniciales, esta enfermedad puede no generar síntomas evidentes. Sin embargo, cuando progresa, puede manifestarse con señales como:
- Sangrado vaginal después de las relaciones sexuales, entre períodos o tras la menopausia.
- Menstruaciones más intensas y prolongadas.
- Flujo vaginal acuoso con sangre, que puede ser abundante y presentar olor fuerte.
- Dolor pélvico o molestias durante las relaciones sexuales.
Un tratamiento intenso y una espera difícil
De acuerdo con ‘Daily Mail’, Holly inició un tratamiento que incluyó quimioterapia, radioterapia y braquiterapia. Este proceso finalizó en octubre de 2024, pero ahora debe esperar hasta marzo de 2025 para conocer si fue efectivo.
Su historia la ha motivado a hablar sobre la importancia de prestar atención a las señales del cuerpo y buscar respuestas cuando algo no parece normal. “Tenemos que confiar en los doctores, pero también en nosotras mismas. Si sientes que algo no está bien, insiste en que te realicen más pruebas”, señaló.
Además, reflexionó sobre el impacto de un diagnóstico tardío. “Si hubiera esperado otro año para mi siguiente prueba, quizá ya sería demasiado tarde”, dijo. “Es aterrador pensar en eso”.