El embajador de Estados Unidos ante la OEA visitó este martes Nicaragua, sacudida por dos meses de protestas contra el presidente Daniel Ortega que dejan decenas de muertos, y en medio de la ofensiva gubernamental para recuperar la ciudad de Masaya, declarada en rebeldía.
“Estados Unidos condena la violencia e intimidación patrocinadas por el gobierno”, dijo el departamento de Estado en un comunicado, al informar sobre el viaje al país centroamericano de Carlos Trujillo, representante del gobierno de Donald Trump ante la Organización de los Estados Americanos (OEA).
El ataque a la ciudad de Masaya se produjo la mañana del martes, horas después de que la Conferencia Episcopal de Nicaragua suspendiera el diálogo hasta que el gobierno incluya a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (ACNUDH) y la Unión Europea (UE) para investigar la violenta represión de las protestas, que deja ya 180 muertos.
Trujillo tiene previsto reunirse con diferentes grupos antes de la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA sobre Nicaragua anunciada para esta semana, donde la CIDH presentará su informe final tras visitar el país en mayo, informó el departamento de Estado.
“El propósito de la visita del embajador Trujillo es ver de primera mano la realidad de lo que está sucediendo en Nicaragua y reunirse con las partes involucradas en el diálogo liderado por la CEN”, indicó en un comunicado.
El texto señala que Washington apoya la conversaciones lideradas por el CEN e insta al gobierno de Ortega a invitar formalmente al ACNUDH y a la UE, como había sido acordado.
La noche del lunes, Estados Unidos se sumó a la presión para adelantar las elecciones que permitirían la salida de Ortega, como reclaman los opositores.
“Advertimos un generalizado reclamo de los nicaragüenses por elecciones anticipadas. Estados Unidos considera que adelantar las elecciones representa una forma constructiva de avanzar”, dijo la portavoz del departamento de Estado, Heather Nauert.
Washington y la propia Managua promovieron una declaración de condena a la violencia en el país centroamericano, que fue aprobada en la última asamblea anual de OEA a principios de junio.
“Esta declaración es un primer paso necesario para que la OEA responsabilice a la administración de Ortega por sus acciones y ayude a apoyar el diálogo genuino y la restauración de la democracia en el país. Pero no es una solución a los crímenes que se cometen allí”, dijo entonces Trujillo.
“Seguiremos presionando por la democracia en Nicaragua y por la responsabilización por las violaciones de los derechos humanos”, agregó.
Estados Unidos impuso hace dos semanas restricciones de visado a los responsables de abusos contra los derechos humanos o la democracia en Nicaragua.