La historia que rodea la tumba del faraón egipcio Tutankamón dice que quien interrumpiera su descanso eterno moriría poco después.
La leyenda cumple ahora 100 años, porque fue el 4 de noviembre de 1922 cuando Howard Carter, arqueólogo y egiptólogo, descubrió en el Valle de los Reyes (Egipto) la hoy famosa tumba. Así nació la “maldición de la momia”.
Al parecer, las personas que lo acompañaron durante la investigación en Egipto comenzaron a morir. Veamos qué pasó.
¿Quienes murieron?
George Stanhope, lord de Carnarvon, quien financió la excavación de la tumba de Tutankamón. Meses después de que se encontrara la tumba del joven faraón, el lord no se encontraba bien de salud, pues se sentía muy cansado.
Mientras estaba en su casa de descanso, un mosquito le picó la mejilla izquierda, lo cual no era nada fuera de lo común. Sin embargo, cuando fue a afeitarse con una navaja, se cortó justamente en la herida que había creado la picadura.
Al parecer, la herida causada por la navaja se infectó, por lo que en poco tiempo lord Carnarvon estaba sufriendo fiebre y alucinaciones.
Aunque tuvo un breve momento de recuperación, murió el 5 de abril de 1923 a los 57 años.
Cinco meses después, Aubrey Herbert, hermano del difunto y quien además había sido testigo del descubrimiento de la tumba, murió sin mayor explicación médica cuando acababa de llegar de viaje a Londres.
Para 1929, 16 personas que habían estado involucradas de alguna manera con la tumba de Tutankamón habían muerto.
Arthur Mace, última persona en tocar la cámara real, murió repentinamente en El Cairo; sir Douglas Reid, quien hizo una radiografía de la momia, falleció en Suiza meses después tras una enfermedad que adquirió de un momento a otro; y la secretaria de Carter, quien murió de un infarto y su padre se suicidó después de enterarse de la noticia.
En fin, muchas personas involucradas en el descubrimiento de la tumba fallecieron sin mayor explicación médica o a causa de enfermedades repentinas, de acuerdo con los registros de la época.
Esta situación hizo que la prensa comenzara a construir una leyenda en la cual había cada vez más supuestas pruebas sobre la maldición de la tumba de Tutankamón.
Según lo que se escribió en la época, las personas que habían profanado el espacio donde descansaba el faraón estarían pagando su furia.
Lo curioso es que no pasó con Howard Carter, quien murió en 1939, a los 64 años, en su casa de Londres, Inglaterra, después de haber pasado varios años alejado de la arqueología.
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