EscucharEn 2018, falleció el dueño de Hachiko, un gato color naranja de Deguestán, Rusia. A partir de entonces, el felino pasó casi siete años en la tumba del hombre y nunca se fue.
Recientemente, un grupo de voluntarios rescató al animal para brindarle los cuidados necesarios. No obstante, todo el tiempo que pasó desamparado le causó grave enfermedades.
En repetidas ocasiones, la comunidad intentó reubicarlo y darle un nuevo hogar, pero Hachiko siempre volvió al cementerio. Finalmente, voluntarios pudieron rescatarlo y llevarlo a un centro médico para ser tratado.
En la actualidad, el felino naranja está siendo atendido en una clínica en Makhachkala, la capital de Daguestán. Una vez se recupere, dentro de unos meses, será trasladado a San Petersburgo, donde activistas por los derechos de los animales están buscando un nuevo hogar para él.
Un video, publicado por ‘The Associated Press’, muestra el estado en el que se encontraba el gato. No podía comer alimento seco, pues se le dificultaba masticar y tragar la comida.
El animal tampoco tenía dientes y tenía problemas para respirar. Le realizaron exámenes de sangre y luego fue conectado a oxígeno para que descansara y se recuperara.
“Hachiko, eres nuestra estrella, muy popular, un chico tan gordito. Le hicimos todos los procedimientos, le pusimos todas las inyecciones, hicimos todo, ¿verdad, Hachiko?”, dijo un hombre en uno de los videos.
¿Por qué le pusieron Hachiko al gato ruso?
Los veterinarios le pusieron Hachiko al gato ruso en honor al perro homónimo japonés que, al igual que el felino, esperó a su amo durante casi diez años.
Hachiko fue un perro real de raza akita inu que vivió en Tokio a principios del siglo XX. Tras la muerte de su dueño, siguió yendo diariamente a la estación de tren donde solía esperarlo, frente a al estación de Shibuya. Su historia lo convirtió en un símbolo de lealtad y fidelidad.
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La historia se volvió tan popular que Hollywood hizo una película basada en estos hechos, ‘Siempre a tu lado, Hachiko’, protagonizada por Richard Gere, Joan Allen y Sarah Roemer.
