El irrespeto a los derechos humanos, el hambre, el menosprecio a la salud, a la vida, la galopante inseguridad y la salida desesperada de al menos 2,3 millones de venezolanos no hicieron al papa Francisco, en su reciente visita a Panamá, mandar un mensaje contundente contra la dictadura de Nicolás Maduro.
Ahora toma la misma decisión de lavarse las manos el secretario general la ONU, Antonio Guterres, anunciando que no participará el jueves en una reunión de varios países en Uruguay para ver la situación de Venezuela. La ONU no se sumará a ningún grupo de naciones que promuevan iniciativas para resolver la crisis en ese país, dijo este lunes Guterres.
Y para terminarla de hacer, el artista británico Roger Waters, uno de los fundadores de la banda Pink Floyd, mostrando un gran desconocimiento de la situación en el país suramericano convoca a una marcha para apoyar a Nicolás Maduro. Lo hace como reacción al respaldo del presidente Donald Trump a Juan Guaidó, autoproclamado mandatario interino de Venezuela. Sin embargo, una cosa es Trump y otra muy distinta lo que sufre el pueblo venezolano.
México y Uruguay, por su parte, esperaban que Guterres, secretario general de la ONU, asistiera al encuentro en Montevideo para promover el diálogo entre Juan Guaidó y el mandatario Nicolás Maduro.
Guaidó cuenta con el respaldo de Costa Rica, Estados Unidos, las potencias europeas, entre ellas Alemania, España y Francia, así como Canadá, Australia y una docena de países latinoamericanos para asumir el liderazgo de un gobierno de transición y convocar a nuevas elecciones, mientras Rusia y China, nada ejemplares en el tema del respeto a los derechos humanos, siguen apoyando a Maduro.
Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento o Asamblea Legislativa), se declaró presidente interino el 23 de enero por considerar “ilegítimo” el segundo mandato de Maduro, iniciado el 10 de enero luego de elecciones fraudulentas.
Qué lástima que líderes de los que se espera tanto, y cuyas acciones pueden moverle el piso al más pintado, prefieren ver los toros desde la barrera, o salir con la animalada del músico Waters, en momentos en los que Venezuela necesita respuestas contundentes.