Pedro Marqués, un joven de 24 años, enfrentó un episodio que cambió su vida en cuestión de segundos. Mientras esperaba atención médica por un dolor en la nuca, perdió completamente la capacidad de mover su cuerpo desde el cuello hacia abajo.
El hecho ocurrió en abril de 2024 en Maringá, ciudad del norte de Paraná, Brasil. Desde entonces, se encuentra en tratamiento para recuperar el movimiento y utiliza las redes sociales para compartir los avances de su recuperación.
Todo comenzó con una molestia leve en el hombro que Pedro atribuyó a su postura en el trabajo, ya que era gerente en una papelería. Consultó en un hospital, recibió atención médica y fue dado de alta. Sin embargo, dos días después el dolor se trasladó a la nuca y decidió regresar al hospital.
Durante la consulta, su cuerpo comenzó a debilitarse hasta perder por completo la movilidad. “Cuando llamé a la enfermera, estaba de pie y ella me preguntó qué estaba pasando. Luego me caí de la silla y ya no sentí nada. Ni el dolor ni el cuerpo detuvieron todo. Estaba consciente y aterrorizado”, relató Pedro.
El neurólogo Gabriel Bortoli diagnosticó que Pedro sufría un hematoma epidural cervical espontáneo, una condición extremadamente rara que afecta a una persona entre un millón. Este sangrado comprimía la médula espinal, que es responsable de transmitir información desde el cerebro al resto del cuerpo.
Para aliviar la presión, seis días después se le realizó una cirugía en la que extrajeron 4,4 mililitros de sangre. “Es una cantidad muy pequeña de sangre, pero como es una región muy sensible y compacta, termina empujando la médula contra la pared ósea de nuestra columna”, explicó Bortoli.
A pesar de los avances médicos, todavía no se ha determinado la causa del sangrado. “Hicimos toda la investigación y hasta el momento todo ha sido negativo. Esto es compatible con lo que tenemos en la literatura médica, pero a medida que mejore se pueden repetir las pruebas. Lo que tenemos al principio es que es un sangrado idiopático, es decir, sin una causa concreta, y en estos casos la probabilidad de recurrencia es prácticamente nula”, detalló el neurólogo.
Progresos en medio de la adversidad
Pedro pasó 85 días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) antes de ser dado de alta. Durante este tiempo enfrentó dificultades respiratorias severas que lo llevaron a pedir ser inducido a un coma, permaneciendo inconsciente durante nueve días. Actualmente, vive con sus padres y su hermana en una casa adaptada para su tratamiento, donde se instaló equipamiento médico para facilitar su recuperación.
Gracias a la fisioterapia, ha comenzado a recuperar sensibilidad y movimientos mínimos. Ahora puede mover algunos dedos y logró respirar sin la ayuda de un respirador, el cual utilizó durante seis meses. “Trabajamos intensamente con él, desde sentarse en la cama, en una silla, caminar por la calle. Es un trabajo mental, psicológico y físico, y siempre reforzando su aspecto respiratorio, que desde el principio fue un éxito y logramos sacarlo de la traqueotomía”, explicó Gabriel Prevital, su fisioterapeuta.
Además, Pedro comenzó una terapia de neuromodulación, que busca aumentar la plasticidad neuronal. Este tratamiento incluye técnicas como la estimulación magnética transcraneal y la neuromodulación transcraneal, que emplean pulsos magnéticos aplicados al cuero cabelludo para inducir campos eléctricos capaces de estimular las neuronas y promover movimientos.
Una historia de amor lo impulsa
La relación con su novia, Ana Clara Dinardi, ha sido una de las mayores motivaciones para Pedro durante este difícil proceso. Antes de que ocurriera la parálisis, él planeaba pedirle matrimonio. Durante su hospitalización, le comentó que debía buscar algo importante en su armario, pero Ana no entendió de inmediato la relevancia de ese mensaje. Más tarde descubrió que se trataba del anillo de compromiso.
“Hablé con él en coma, pero no sabía si me estaba escuchando. Luego le dije que no había visto el anillo porque quería que me lo diera. De repente, muchas lágrimas empezaron a salirle del ojo y ambos lloramos”, recordó Ana Clara.
A pesar de los retos, Pedro se esfuerza por aceptar lo sucedido y utiliza su experiencia para advertir a otras personas sobre esta condición rara y poco conocida. “Todavía no puedo aceptar todo lo que pasó, lloro mucho, me enojo, pero tengo mucho apoyo de mi familia, que me ayuda a calmarme y entender lo que está pasando. Los videos también me han ayudado mucho. Gracias al apoyo de la gente hoy estoy muy bien y más tranquilo”, concluyó.