Allison, una joven de 20 años, llevaba una vida activa y normal en California, Estados Unidos. Como estudiante universitaria, combinaba sus estudios con salidas con amigos y rutinas de ejercicio.
Sin embargo, su realidad dio un giro inesperado cuando comenzó a experimentar dolores de cabeza severos, mareos constantes y visión borrosa, síntomas que atribuyó inicialmente a una resaca después de salir de fiesta.
Los síntomas que pasaron desapercibidos
En sus primeras molestias, Allison pensó que se trataba de algo pasajero, como una deficiencia vitamínica o los efectos de una noche agitada. “Creí que me dirían que tenía una deficiencia de vitaminas o un problema de dolor de cabeza por la resaca, nunca pensé que pudiera ser un tumor cerebral”, relató.
Con el paso de los días, los síntomas se intensificaron. El mareo la hacía sentir como si estuviera en un barco, su vista se nublaba constantemente y el dolor de cabeza no cedía. Fue entonces cuando decidió buscar ayuda médica. Tras varios estudios, los especialistas detectaron que sus molestias eran causadas por un tumor cerebral localizado en el lóbulo occipital, una región clave para el procesamiento visual.
Diagnóstico y cirugía inmediata
Una resonancia magnética confirmó la presencia de una masa del tamaño de una pelota de ping pong, cerca de 4 centímetros. Este tumor estaba generando una presión significativa en su cerebro, lo que afectaba los nervios ópticos y causaba inflamación. Según la Clínica Mayo, los tumores cerebrales se originan por un crecimiento descontrolado de células anormales, aunque las causas exactas no siempre son claras.
Para abordar la situación, Allison fue sometida a una craneotomía, un procedimiento en el que se realiza una incisión en el cráneo para acceder al cerebro. Durante las tres horas que duró la cirugía, los médicos lograron retirar completamente el tumor. No obstante, las pruebas posteriores revelaron que se trataba de una masa maligna en etapa 3, lo que requeriría quimioterapia y radioterapia para evitar su reaparición.
Tumores cerebrales en jóvenes
De acuerdo con la Revista de Neurología, los tumores cerebrales son la principal causa de muerte por cáncer en adolescentes y adultos jóvenes de entre 15 y 19 años. Los síntomas más comunes incluyen dolor de cabeza matutino, náuseas, vómitos inexplicables, problemas de equilibrio, convulsiones y dificultad para recordar o pensar con claridad. Sin embargo, estas señales suelen confundirse con problemas menos graves, lo que retrasa el diagnóstico.
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“Creí que era resaca, pero era un tumor en la cabeza”, expresó Allison al reflexionar sobre su experiencia. Aunque llevaba meses con dolores de cabeza recurrentes, los atribuía al estrés universitario, el consumo de café o su ciclo menstrual. También recordó haber sentido hormigueo en un lado del cuerpo un mes antes del diagnóstico, pero no le prestó importancia.
Un llamado a la conciencia
Tras superar el tratamiento, Allison asegura que su vida cambió por completo. Aunque el riesgo de recurrencia es bajo, permanece en constante vigilancia médica. Su experiencia le enseñó la importancia de escuchar al cuerpo y actuar a tiempo ante cualquier síntoma, por pequeño que parezca. “A menudo ignoramos los síntomas y pensamos que los estamos inventando. Si no hubiera ido al médico, tal vez no estaría aquí hoy”, concluyó.
Los especialistas enfatizan que factores como la genética, la exposición a radiación y ciertos síndromes hereditarios incrementan el riesgo. La detección temprana es clave para un tratamiento exitoso, por lo que recomiendan no subestimar ninguna señal de alerta.